Nicholas Philbert, director de la película, decidió hacer este homenaje a los cuidadores cuando recientemente sufrió una embolia y estubo ingresado en cuidados intensivos.
A excepción de los créditos finales, la película no tiene banda sonora alguna ya que Philbert no quería ninguna clase de herramienta para transmitir emociones que no fuese la palabra o la expresividad de los actores.