Se estima que alrededor de 600.000 obras fueron saqueadas por los nazis en toda Europa, sin contar los millones de libros y manuscritos. Estas obras de arte fueron cuidadosamente clasificadas, catalogadas y documentadas. La implacable lógica de los nazis no era solo apropiarse de la herencia artística para glorificar a la nación aria, sino también eliminar todos los rastros del arte degenerado. Unas 100.000 obras fueron perdidas y la búsqueda de muchas de ellas continúa 70 años después.
La película cuenta con los testimonios de Simon Goodman, cuya familia poseía una magnífica colección de arte, con obras de Degas, Renoir o Botticelli que fueron saqueadas, también de Edgar Feuchtwanger, vecino de Hitler, cuyo padre fue deportado al tiempo que sus valiosos muebles y libros eran confiscados, además de Tom Selldorff, que logró recuperar catorce obras de arte de su familia, confiscadas en 1930. Además, están los testimonios de periodistas, biógrafos, historiadores, coleccionistas y abogados especialistas en la recuperación de obras de arte.
El documental está relatado por Tony Servillo, que protagonizó la película La Gran Belleza, ganadora del Oscar a la mejor película extranjera.