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    Blinded by the light (Cegado por la luz)
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Blinded by the light (Cegado por la luz)

    El primer amor

    por Alberto Corona

    Cuando Javed (Viveik Kalra) se anima finalmente a mandarle un ensayo a la bondadosa profesora que interpreta Hayley Atwell, el veredicto de esta no podría ser más revelador. Su repaso de la obra de Bruce Springsteen carece de documentación, rigor expositivo o un mínimo cálculo a la hora de escoger las palabras. Su repaso, sin embargo, también es un torrente de pasión incontenible e irremediablemente contagiosa, que a partir de ahora obliga a esta profesora, cada vez que tiene ocasión, a animar a su estudiante a mostrarle su voz al mundo. No porque tenga nada particularmente interesante que decir; de hecho, Javed es incapaz de conciliar su amor por la música de un tipo de Nueva Jersey con el hecho de que sea un inmigrante pakistaní afincado en Londres que día sí y día también sufre tanto el racismo como la precariedad. La profesora, simplemente, cree que merece la pena porque percibe su entusiasmo. Y su verdad.

    Blinded by the light es una película que juega sus cartas con un atolondramiento que percibiríamos kamikaze si no fuera porque tras las cámaras está una señora llamada Gurinder Chadha. Quien no sólo ya jugó en ligas parecidas con su primer y encantador éxito, Quiero ser como Beckham, sino que además es mucho más inteligente de lo que la tosquedad de su puesta en escena pudiera dar a entender. Desde sus inicios, y por motivos biográficos, a Chadha siempre le ha interesado la confusión y encauzamiento de las identidades. Su nueva película, por mucho que se base en la historia real de un fan fatal del Boss, no es distinta en este aspecto, y en la configuración de su protagonista percibimos el conflicto que ya latía en anteriores etapas de su obra. Javed es seducido por la música de Springsteen y por el empático sueño americano que esta promulga, sin que le importe —como muchos personajes le hacen notar— los escasos puntos en común que unen su experiencia con la de esta estrella del rock. En pleno 1987, con Margaret Thatcher espoleando a la clase obrera mientras la xenofobia resurge con fuerza —en un recadito nada disimulado a la inminencia del Brexit—, la actitud de Javed es percibida por sus familiares, con razón, como una irresponsable y totalmente ajena a la realidad. Una que posee, también, un fuerte punto de traición cultural: nada tan ilustrativo, a este respecto, como la escena en la que asiste al concierto de un artista asiático en la compañía de su hermana y este se pone a escuchar la música del dichoso Springsteen con los cascos, bailando a su son y confundiéndose con el resto del público.

    El camino de Javed —y esto pronto queda claro en el inteligente guión que firma, entre otros, la propia Chadha— no pasa consecuentemente por utilizar la inspiración springsteeniana para huir de su penosa coyuntura vital. De hecho, ni siquiera tiene un coche que le permita echarse a la carretera del trueno para ello. El camino de Javed pasa, en cambio, por entender las circunstancias de su familia —ergo, sus propias circunstancias— y no dejar que la peor cara del sueño americano, como es el individualismo, fagocite su personalidad. Con estos mimbres, Blinded by the light opta por ser un complejo 'coming of age' antes que una celebración acrítica de la música de Bruce Springsteen, y es realmente fantástico cómo esta es utilizada por el guión para apuntalar las pulsiones e insensateces adolescentes, que en algún momento deberán dejar paso a una madurez de gusto amargo, pero justo. La madurez que te conducirá a respetar los gustos musicales de tus semejantes. La madurez que te conducirá a la lucha política como arma indispensable contra la injusticia del mundo. La madurez que te permitirá comprender de dónde vienes, y cómo actuar en consecuencia.

    Blinded by the light tiene todo esto tan claro que la figura springsteeniana no acoge más importancia que la de un amor de verano, aquel capaz de conducirte a escribir poemas o diatribas tan arrebatadas como las que Javed le enseña a su profesora, para en retrospectiva pasar a ser sólo uno de los muchos elementos que moldearon tu personalidad. Eso no significa, por supuesto, que la música carezca de protagonismo, y es en esta faceta donde Chadha, acaso por desconocimiento, da los pasos más inseguros. Su visualización del número musical puro, donde se crucen de forma tangencial los valiosos rasgos del discurso, es torpe, estática, y demasiado dependiente de la potencia que la canción posee por sí misma. Una sensación de karaoke de barrio muy del estilo de Bohemian Rhapsody que, sin embargo, Chadha se lleva a su terreno con una jugada tan sencilla como colocar a los protagonistas cantando con sus propias y desafinadas voces por encima de la música que escuchan. No hay nada tan vital como un chaval desgañitándose y bailando de forma ridícula al ritmo de un temazo, y por eso Blinded by the light, como pasa con el resto de sus facetas, sigue apañándoselas para triunfar.

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