Primera película como director de Lin-Manuel Miranda y, como no podía ser de otro modo, musical. Con un toque muy al estilo del musical clásico, nos trae la historia de Jonathan Larsson, soñando con ser compositor mientras malvive en Nueva York preparando la que espera que sea su gran obra. Con Andrew Garfield en el papel principal, la película es emotiva, bonita e inspiradora, resultando un notable musical con mucha alma y mucho cariño en el homenaje al personaje del que cuenta su historia.