Peor que 'Venom', pero mejor que 'Madame Web'
por Tomás Andrés GuerreroEl Universo Spider-Man de Sony ha tenido resultados mixtos, con algunos momentos aceptables y otros absolutamente desastrosos. En el peor de los casos, se ha visto como un auténtico desastre, especialmente con el doble estreno de este año de Madame Web y Venom: El Último Baile, que parecieron sellar el destino de la idea de construir una cronología de supervillanos relacionada con el MCU. La película de Kraven The Hunter, que vio retrasado su estreno en más de un año, parecía ser el último golpe fatal para este universo compartido. Sin embargo, la cinta dirigida por J.C. Chandor logra destacarse al presentar una propuesta con entidad propia. A pesar de las bajas expectativas que generó, la película ofrece algunas secuencias de acción bien ejecutadas y momentos de entretenimiento que la convierten en una experiencia mucho más disfrutable de lo que muchos críticos y detractores habrían anticipado.
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El personaje de Kraven, conocido por ser uno de los principales enemigos de Spider-Man en los cómics, es también recordado por muchos por su aparición en la famosa serie de animación que se transmitió en nuestro país durante los años 90. Con su distintivo gusto por los estampados de 'animal print' y su carácter tan carismático y complejo, Kraven se aleja del arquetipo tradicional del villano, presentándose más como un antihéroe. Su personalidad, a menudo más comprensiva que maliciosa, le ha permitido conectar con el público de una manera que va más allá de la mera antagonista.
En esta adaptación cinematográfica, el actor Aaron Taylor-Johnson se pone en la piel de Kraven, el personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko. La película, que explora los orígenes del personaje, sigue una estructura similar a la de Spider-Man, donde un joven sufre una experiencia cercana a la muerte con un animal, y, a partir de una transferencia mística y sin una explicación científica, adquiere habilidades especiales asociadas con dicho ser. Es una trama de orígenes que, aunque mantiene similitudes con las historias clásicas de superhéroes, ofrece un enfoque fresco al permitir que Kraven desarrolle sus poderes a través de una conexión más espiritual y animalística. Este giro en la narrativa no solo aporta una nueva dimensión al personaje, sino que también establece un terreno fértil para explorar su evolución dentro del universo cinematográfico.
La película podría haber sido el equivalente a un John Wick dentro del universo Marvel, una obra llena de acción cruda, persecuciones intensas y una figura central que se enfrenta a todo tipo de amenazas con un estilo inconfundible. Sin embargo, la estructura narrativa y el montaje de la película son tan inusuales y fragmentados que se tiene la sensación de que hubo elementos importantes que fueron eliminados durante la edición, aunque en mi opinión, esos posibles recortes no eran realmente necesarios para la historia. A lo largo del metraje, el uso del CGI resulta austero, especialmente cuando se trata de los animales, lo que provoca que las escenas de acción se vean menos pulidas de lo que podrían haber sido. Además, los evidentes efectos de pantalla verde también dejan al descubierto las costuras del proyecto, restando algo de inmersión en el mundo que se intenta construir.
A pesar de estos defectos técnicos, hay algo disfrutable en ver a Aaron Taylor-Johnson en acción. Su capacidad para enfrentarse a situaciones extremas, como manejar un monovolumen a toda velocidad o realizar acrobacias de 'parkour' por las calles de Londres, añade un toque entretenido a la película. Además, el actor tiene el carisma suficiente para mantener el interés del espectador, a pesar de las inconsistencias en la trama y los problemas visuales.
Uno de los momentos más divertidos (y casi involuntariamente cómicos) llega al final de la película, cuando Kraven se pone un chaleco con cuello de piel, un guiño que parece sacado directamente de una escena de Madame Web, que también juega con la revelación visual de su propio personaje al final de su filme. Este tipo de momentos, aunque risibles, aportan una capa de humor que no se puede pasar por alto.
Fuera de estos detalles que generan una reacción más jocosa que admirativa, Kraven The Hunter no logra mucho más que un aprobado raspado. Es una película que, si bien tiene sus momentos entretenidos, no alcanza a ser una obra de gran calidad. Es ideal para aquellos que busquen algo sin grandes pretensiones, una película para disfrutar sin tener que pensar demasiado y desconectar del mundo por un par de horas. No es una experiencia que te deje pensando mucho después de verla, pero ofrece suficiente acción y carisma para hacerla relativamente disfrutable en su momento.