Resulta categóricamente difícil articular palabra después de ver un filme como “The sound of freedom”, es por eso que después de unas horas y unas pequeñas reflexiones con la almohada, encuentro el momento para dedicar unas palabras esta apasionante película.
Nos encontramos ante un largometraje que, en primer lugar, no se ha traducido el título, hecho que personalmente agradezco muy mucho. Luego, película basada en hechos reales que hace uso de clips grabados con cámaras convencionales de seguridad que hacen que el espectador empiece a agarrarse a su butaca, y digo butaca porque dudo mucho que en algún momento se pueda ver desde el sofá de casa, puesto a los grandes inconvenientes que ha tenido el film para que viera la luz. Pero esto es harina de otro costal.
Así pues, en una valoración objetiva, y a pesar de ser una película de las que llamamos “duras de ver”, no solo por la realidad en la que se basa, sino por el factor cercano que nos generan las actrices y los actores más pequeños. Hecho que provoca aún más emoción y tensión en cada escena, sin llegar a ser una película de acción con escenas espectaculares de balas volando por todas partes. La verdad es que deja poco a la imaginación, no tienes tiempo a pensar nada, solo a observar y dejar transitar ese sentimiento sobrecogedor que se apodera de toda la sala hasta tal punto de querer salir del cine por no querer afrontar una realidad, que a día de hoy es palpable, pero no tocante. Hecho que nos deja en mal lugar como humanidad, ya que, aunque los medios hacen todo lo posible por ocultar este tipo de sucesos, somos conscientes y conocedores de estas situaciones.
Por otro lado, recalcar lo paradójico que resulta ver paisajes y lugares tan bonitos en los que se cometen semejantes atrocidades. En fin, como largometraje basado en hechos reales, opino que es de los mejores, el buen trabajo directivo se puede palpar en cada escena y las interpretaciones están a la altura del mensaje que se quiere transmitir. Los primeros planos son magistrales. Jim Caviezel soporta de manera excepcional el peso de la película. Además, las pinceladas recurrentes a la religión dan un punto de vista reflexivo acerca de la suerte o el papel de Dios en este tipo de situaciones.
Y, por último, es recomendable ver la película en VOSE, ya que desde mi punto de vista se pierde autenticidad al no escuchar el acento de los varios lugares que aparecen en el país colombiano.