"Los Otros" es un sorprendente y sólido film de terror sobrenatural, dirigido por Alejandro Amenábar, y protagonizado por Nicole Kidman. Aménabar, quién se caracteriza por desarrollar los guiones de todas sus películas, no basó específicamente el guión en ningún relato en particular, la solidez estructural del guión descansa, no cabe duda, en su propia y talentosa forma de construir suspenso y misterio. Son muchos los méritos narrativos de esta cinta, entre los que podemos encontrar una lógica y coherente estructura de hechos, una correcta construcción de personajes y caracteres, una excelente ambientación misteriosa y claustrofóbica, dialógos pertinentes y un desenlace sorprendente e inesperado, efectivamente oculto. Vale la pena comentar cada uno de éstos para comprender porque la película de Amenábar se alza como uno de los mejores ejemplos del cine de terror psicológico natural, en tiempos en donde parece que las ideas se han acabado, y el talento también. Porque efectivamente el primer mérito del guión es la lógica y coherencia estructural en que se desarrollan los hechos, y cómo se logra ocultar la verdad de la situación de los personajes hasta el epílogo. Si bien el desarrollo de los hechos va entregando pequeñas pistas sobre qué sucede realmente, logrando mantener el suspenso y misterio hasta el clímax, especialmente a su gran manejo de la ambigüedad.
Por otra parte, el guión sin mayores detallismos sino por medio de los mismos sucesos, logra entregar una sólida pincelada de los personajes principales del film, a saber Grace Stewart y sus dos hijos, Anne y Nicholas, y su inesperada nueva ama de llaves, Bertha Mills. Grace es una mujer de carácter extremadamente fuerte, que sustenta su fuerza en su temor a la soledad, controlando la educación de sus hijos bajo una estricta disciplina religiosa y alejándolos de sí misma para no verse a sí misma como un ser vulnerable, muy a pesar de que ama profundamente a sus hijos. Sus hijos, vulnerados por su fotosensibilidad y el carácter agrio de su madre, resienten la actitud materna con un temeroso Nicholas y una rebelde en Anne, sintiendo que el desequilibrio de su madre se debe en gran parte por la ausencia de su padre Charles. Los niños denuncian que escuchan voces y que ven a extraños deambular por la casa, creyendo Grace que se trata de un acto pueril para llamar la atención. Por su parte, la extraña llegada del ama de llaves Bertha Mills, el jardinero Edmund Tuttle y la chica muda Lydia y más su confirmación de que nadie les llamó y llegaron por cuenta propia, contribuyen a aumentar las dudas de Grace, que cansada de las insistencias de Anne sobre intrusos en la casa, termina por entrar en un ambiente paranoico, que sumado a la claustrofobia del caseron, la llevaran a la locura.
Otro de los grandes méritos son los diálogos, atípicamente pertinentes y sólidos para una película de suspenso. De una simpleza y eficacia notables, no sólo entregan pistas sobre el epílogo, sino que permiten entender y asimilar las sensaciones y sentimientos que rondan a los protagonistas, así como también construyen la lógica de los hechos. De la misma forma, por ejemplo, los diálogos de los dos niños destacan por su coherencia y dejan en claro que carecen de la más absoluta banalidad, cuestión que generalmente se da en los parlamentos infantiles. Finalmente, mencionar la notable ambientación claustrofóbico, amenazante y siniestra en que se desarrollan los hechos, en concreto, el viejo caserón que pasa a funcionar como un actor más. Paradójicamente al hecho de que un caserón será mucho más siniestro si está constantemente en penumbras, también lo será cuando la luz diurna ingrese a él y ponga en peligro la vida de los niños de Grace. Destacar, el impresionante manejo de luces y sombras para proyectar la claustrofóbica vida de los Stewart, viviendo en la penumbra y escapando literalmente de la luz en el interior de la casa, y con esa ominosa y espantosa niebla inglesa siempre amenazante y tenebrosa ya sea de día o noche rodeando que los mantiene encerrados también.
Las actuaciones son impecables, tiene dos notables pilares interpretativos en la australiana Nicole Kidman y la experimentada actriz irlandesa Fionulla Flanagan, quiénes interpretan a Grace Stewart y su ama de llaves Bertha Mills. La tensión entre ambas se siente desde el primer momento sin que el personaje de Flanagan sea en la práctica antagonista a Grace, sustentándose en realidad por la paranoia y locura progresiva del personaje. Ambas actrices serían nominadas a premios por su performance, Kidman a la Mejor Actriz principal en los Premios Saturn, en los Globos de Oro y BAFTA, mientras que Flanagan a los Saturn como Mejor Actriz de reparto. Cabe destacar también la performance de los actores infantiles, Alakina Mann, que muestra una personalidad abrumadora para interpretar a la hija mayor de Grace, una niña bastante sensata para su edad. Y James Bentley, ganador del Premio Young Award por su papel de Nicholas. Completan el reparto el prolífico actor británico Eric Sykes, como el anciano jardíno Edmund Tuttle. Elaine Cassidy que encarnó a Lydia, la joven criada muda. Christopher Eccleston personificó a Charles Stewart, el jefe de familia que llega al caserón perturbado después del fin de la guerra. Y la dupla conformada por Keith Allen y Michelle Fairley como el matrimonio Marlish.
En definitiva, un sorprendente y notable film de terror psicológico sobrenatural, cuyo mayor mérito es la capacidad de su director de manejar a su antojo las emociones y percepciones del espectador, con una ambientación amenazante y sugerente que culmina con una verdad macabra. Arrasó en los Premios Goya en donde se quedó con 8 premios de los 15 a los que fue nominada: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Original, Mejor Fotografía, Mejor Montaje, Mejor Dirección Artística, Mejor Dirección de Producción, Mejor Sonido, siendo además la primera película española totalmente en inglés que gana el primer premio.