El director Tod Browning se inspiró para crear la historia en un suceso real que tuvo lugar durante sus días en el circo, cuando un hombre se disfrazó de acróbata para evadir a la policía.
Joan Crawford siempre consideró esta película como un gran punto de inflexión para ella. Hasta que no trabajó con Lon Chaney no aprendió la diferencia entre estar, simplemente, delante de una cámara y actuar delante de una cámara.
La película está incluída en el libro "1001 películas que hay que ver antes de morir", editado por Steven Jay Schneider.