Crítica de SensaCine.com para La huella: Duelo interpretativo en las alturas

Joseph L. Mankiewicz siempre tuvo debilidad por contemplar la vida como una representación, una continua puesta en escena donde todos las personas llevan máscaras, ocultan secretos y guardan sorpresas hasta el final del último acto.

Su último largometraje, 'La huella', es donde más evidente se hace este interés del director de 'Eva al desnudo' y 'La condesa descalza' por el mundo como un gran teatro. A partir de la obra teatral homónima de Anthony Shaffer, autor también de los guiones de 'Frenesí' de Alfred Hitchcock y del clásico de terror 'The Wicker Man' de Robin Hardy, Mankiewicz arma un pulso entre dos de los mejores intérpretes de la escena británica del momento, Lawrence Olivier y Michael Caine en un escenario único, la mansión del primero, donde el veterano ha urdido un perverso plan para atrapar al segundo, amante de su esposa.

Un duelo interpretativo de altura que se desarrolla como un juego del gato y el ratón plagado de trampas, enigmas, acertijos, engaños, disfraces y más de un final inesperado...

A favor: los dos actores por sí solos aguantan el pulso durante más de dos horas.

En contra: demasiado giro de guion.