Andy Serkis dirige esta película. El actor especializado en motion capture que ha dado vida nada menos que al Gollum en la saga El señor de los anillos, ya había dirigido Una razón para vivir (2017) protagonizada por Andrew Garfield, y Mowgli: La leyenda de la selva (2018) para Netflix.
A esta secuela regresan Tom Hardy y Michelle Williams, en sus papeles de Eddie Brock / Venom y Anne Weying, respectivamente.
Venom (2018) recaudó más de 856 millones de dólares en todo el mundo.
La primera entrega de la saga, Venom (2018), la dirigía Ruben Fleischer. Pero debido a problemas de agenda, ya que estaba inmerso en Zombieland 2: mata y remata (2019), tuvo que renunciar al proyecto.
Tom Hardy publicó un par de fotos en el set de rodaje a través de su cuenta oficial de Instagram. Pero, debido al secretismo de esta gran producción, el actor se vio obligado a borrarlas instantes después.
El hijo de Tom Hardy, Louis Thomas Hardy, es un fan de Venom, y el actor aceptó el papel por él: "Quería hacer algo que mi hijo pudiera ver. Así que hice algo donde le arranco la cabeza a la gente". Louis también guió a su padre sobre cómo representar apropiadamente a Brock/Venom, ya que Hardy no conocía muy bien al personaje.
En Venom (2018), Tom Hardy improvisó en varias escenas que le parecieron un poco raras de la primera película de Venom, como en la del Tanque de Langosta, en la que Eddie se sube y se sienta en un acuario de langosta mientras se está quemando por la fiebre.
El nombre de 'Schueller' para el edificio de apartamentos de Brock, se puso en honor a Randy Schueller, un fan de Marvel Comics que en 1982 sugirió la idea de darle a Spider-Man un disfraz negro. El traje se lanzó por primera vez en 1984 y poco a poco iba a convertirse en el concepto de un ser alienígena sensible, o lo que ahora conocemos como un simbionte.