Presentada en el Festival de Venecia, "The Brutalist" me da a conocer a un director emergente que en mi opinión de la noche a la mañana con tan sólo dos películas más como director crea una de esas películas que serán recordadas como una de las mejores del siglo, pero sin duda del año 2024.
Brady Corbet el cual a interpretado más personajes que películas dirigidas lleva desde antes de la pandemia una película colosal dramática sobre la vida de un arquitecto ficticio, y es ahora cuando la expone a la gran pantalla.
El film es una obra maestra visual y argumental tremenda, del tamaño de los mayores clásicos de la historia del cine clásico, o incluso parece estar dirigida por los mejores directores de todos los tiempos en su mejor momento, o por lo menos su primera parte.
La estructura narrativa del extenso largometraje es apabullante, dividida en dos partes contando el epílogo nos narra de manera medida y perfecta una trama de un cache altísimo. La primera parte es sencillamente de lo mejor que he podido ver yo en la pantalla grande, es incluso comparable a las grandes películas de Coppola en los setenta.
Ya la segunda baja un poco el nivel en base a la narración de la cinta, añadiéndole en mi opinión un drama excesivo pero sigue siendo una genialidad del séptimo arte.
Sin duda lo mejor de la cinta junto a la narrativa es la puesta en escena y fotografía de la misma, sobre todo en esa majestuosa primera parte, donde esos enormes planos de 70mm rodados completamente en VistaVision como las grandes películas de antaño, no sólo dejan al espectador embobado si no que son parte integral del argumento dramático de la película.
No hace falta decir que las interpretaciones son magnificas. Adrien Brody lo vuelve a hacer y como en "The Pianist" de Roman Polanski pero veinte años más tarde vuelve a regalarnos su mayor potencial interpretativo de una manera brutal.
También me ha fascinado la actuación de Felicity Jones.
La trama narra la historia de László Toth (Adrien Brody), un arquitecto recolucionario de Budapest que durante la Segunda Guerra Mundial huye a Nueva York en busca de una nueva vida, dejando atrás a su esposa (Felicity Jones) y a su sobrina (Raffey Cassidy) las cuales no pueden salir de Hungría.
Ya en Estados Unidos viaja hasta Pensilvania para poder encontrarse con su primo Attila (Alessandro Nivola) y dormir bajo un techo.
Una obra maestra dramática colosal que sería de gran injusticia que no se le concediera el Oscar a mejor película.
Que brutal película la del nuevo gran director Brady Corbet.