A sus 80 años, Maite continúa recogiendo los desechos de 'La Fábrica de Mujeres' para construir sus inventos. Una cinta transportadora porta pastillas antiestrés para dormir, anticonceptivas, snacks para mujeres, un litro de silicona, elementos estereotipadores, símbolos de violencias machistas a diversos niveles. En esta cadena de montaje de la construcción de “La Mujer”, muchos elementos se desechan por no encajar dentro de un modelo “vendible ” y acaban amontonados en un lado de la fábrica. Maite los recoge y los lleva a su taller, donde hace inventos y propuestas innovadoras.
La fábrica de mujeres presenta dos mundos que se entremezclan en una plataforma interactiva en la que sumergirnos, enfadarnos, reirnos, proponer alternativas y comunicarnos con otras personas con el objetivo común de cambiar nuestra forma de consumir y producir pensamientos y comportamientos machistas.