Las vidas del director y la protagonista se cruzaron en el año 2005 y, desde entonces, han estado en contínuo contacto hasta que, en 2016, Goldberg decidió hacer el documental.
La tarea de hacer el documental no es sencilla. Goldberg pidió ayuda a los usuarios pero el crowdfunding no acabaría funcionando. Contra todo pronóstico, el director decidió usar su propio dinero y, gracias a la colaboración de un productor, el proyecto salió adelante"
Cuando el proyecto estuvo terminado, Goldberg recibió la invitación del Festival de Documentales de Marsella. Sin embargo, tenía que acabar con la postproducción con un dinero que no tenía. Gracias al crowdfunding, esta vez sí, consiguió 7.500 euros, 2.500 más de los que necesitaba para finalizar el mismo.