El horror
por Miguel BlancoPartiendo de la inmortal novela de Joseph Conrad, 'El corazón de las tinieblas', Francis Ford Coppola realizó una película inmortal, la más impactante, desquiziada y contundente obra que el cine americano realizó sobre Vietnam. Tan grande es la obra como su mitología alrededor de ella. Un rodaje lleno de problemas, donde una tormenta tropical se llevó los escenarios y donde la fiebre y las situaciones límite casi se llevan la salud mental de sus responsables, Coppola y Martin Sheen entre ellos.
Pero al margen de todo eso, nos queda la película, una epopeya contemporánea, entre lo épico y lo patético, de un grupo de soldados que deben atravesar la línea de guerra de Vietnam para encontrar al coronel Kurtz, un militar desbordado por la sinrazón de la guerra que se ha convertido en una especie de mesías para un grupo de indígenas y americanos reconvertidos. Pero tan importante como el destino, es todo el recorrido: el capitán interpretado por Robert Duvall, que ataca al Vietcong al ritmo de la cabalgata de las Walkirias de Wagner; los espectáculos de ocio que monta el gobierno americano para divertimento de sus soldados, con conejitas playboy incluidas; o, en la última versión del director (denominada Redux), una onírica visita a una vieja plantación francesa, donde sus dueños viven ajenos al desarrollo de la guerra, como si el tiempo no hubiera pasado. Y todo rematado con la aparición de un Marlon Brando fantasmagórico interpretando a Kurtz con voz helada y grave, señalando el horror último de la guerra.
Una película desbordante, inabarcable, que muestra las ambiciones de su director, siempre embarcado en proyectos gigantescos, donde el éxito o el naufragio no parecen importar, pues será grande en ambos casos.
A favor: Su capacidad para sorprenderte y seguir maravillándote a cada nuevo episodio.
En contra: La existencia misma de la guerra de Vietnam.