Michael es un hombre casado y padre de dos hijos. Trabaja como diseñador de videojuegos y, ante la falta de tiempo libre, es incapaz de encontrar un hueco para estar con su mujer a solas y disfrutar como hacían antes. Un día su cuñado le cuenta que ha comprado un robot sexual completamente personalizado en base a sus gustos. Michael decide seguir sus pasos y se acerca al almacén dirigido por Maxwell para tener su propia compañera erótica.