El honor no lo es todo
por Miguel BlancoDesde sus inicios, el cine de Hollywood siempre ha prestado atención a la camaradería entre hombres. Personas que hacen su trabajo y forman una amistad inquebrantable a partir del esfuerzo colectivo. Howard Hawks, John Ford o Raoul Walsh forjaron su leyenda a partir de estas historias masculinas donde lo importante no era tanto la trama o la seriedad de su discurso (muchas veces estas películas son frívolas y cómicas), sino en el disfrute de ver a personas haciendo lo que más les gusta.
Esto ha llegado hasta nuestros días, aunque las películas son bien diferentes. Porque en el caso que toca, 'Hombres de honor', esa relación de camaradería es un vehículo para una aburrida transmisión de valores relacionados con la tolerancia, el esfuerzo y el espíritu de superación. Que son valores positivos, claro que sí, pero el director nos los muestra como si estuviera dando una lección. Falta naturalidad. Faltan más escenas de distensión, de diversión. Momentos de pausa y de relajación que son lo que hacían grandes a las películas de los clásicos. Por eso, este 'Hombres de honor' es un pálido e impersonal reflejo.
A favor: Buenos medios de producción que la hacen agradable a la vista si no eres muy exigente.
En contra: Casi una clase de ética. Todo suena muy rimbombante.