Acto final de la tetralogía de John Wick.
En la tetralogía "El Anillo del Nibelungo" de Richard Wagner, uno de los propósitos del compositor alemán era la creación de la idea de “arte total”, una obra en donde un conjunto de artes –música, literatura, pintura, danza, etc.– interactuaban en equilibrio en una misma dirección para que de la historia relatada resultara una obra y espectáculo artístico único.
El círculo que se cierra ahora con la última película de John Wick es un ejemplo contemporáneo de una saga en donde el guion, el montaje, la música, los actores, las interpretaciones, las coreografías, la fotografía, las iluminaciones, los escenarios, la mitología, etc., funcionan todos en una misma dirección para crear un espectáculo audiovisual que, al igual que las óperas de Wagner, provoca en el espectador la abstracción y pérdida de la noción del mundo real.
Desde el inicio de la película, todos los componentes cinematográficos desde el guion, las interpretaciones, la puesta en escena, las coreografías, las localizaciones, el hilo musical casi continuo que engloba y estructura todo el metraje, la fotografía, las iluminaciones y juegos de luces, interactúan todos en una misma dirección para crear una abstracción en el espectador durante dos horas y cuarenta minutos. Y si esa abstracción la consigues con acción, artes marciales, violencia, peleas y movimientos maravillosamente imposibles, mejor que mejor.
Con esto hay que decir que quizá John Wick 4 no sea una película para todos los públicos y esté destinada bien a los que ya sean aficionados de la saga o a los que sean aficionados al cine de acción. Si eres de los primeros, encontrarás una culminación de la mitología y universo de John Wick. Si eres de los segundos encontrarás una de las mejores películas de acción de los últimos años que te devolverá la ilusión por el cine de acción y artes marciales que tan buenas obras nos ha dejado. Si no eres de ninguno de los dos tipos de público, no puedes sino admirar la habilidad y despliegue técnico, artístico y físico del film.
El punto fuerte y la idiosincrasia tanto de John Wick 4 como del resto de la saga no está solo en las grandes secuencias de acción, sino en que esas secuencias de acción tienen unas características propias en cuanto a iluminación, coreografías, puesta en escena, la música, los escenarios, la fotografía, etc., que consiguen crear un espectáculo audiovisual único. En este caso, este espectáculo audiovisual no es solo una declaración de amor a la propia mitología y universo de John Wick, sino una declaración de amor al cine de acción y artes marciales de los 60, 70 y 80.
En una época en la que todas las secuencias de acción de la mayoría de películas están realizadas con un gran uso del CGI, encontrar una saga y película influenciada de la vieja escuela con especialistas y actores “entregados a la causa”, poniendo todo de su parte en cuerpo y espíritu con coreografías detalladas y movimientos imposibles es un regalo para los que somos aficionados al género. Ahora bien, tener solo grandes secuencias de acción no hacen de John Wick 4 una gran película, sino que como digo, es una acumulación de todo. Buenas interpretaciones del maravilloso elenco de actores, un montaje impecable, un guion eficiente y coherente, las localizaciones, la puesta en escena, etc., todos los componentes funcionan perfectamente para cerrar el círculo de John Wick. Y si a esto último le sumamos referencias visuales (y musicales) al western y a los videojuegos tenemos una gran obra cinematográfica epítome que ha heredado lo mejor de la tradición que le precede y asienta referencias técnicas para el futuro cine de acción que está por venir.
No quiero entrar en detalles de la historia de la película, de los nuevos personajes que aparecen, de detalles específicos de las escenas de acción, de las propias referencias a las películas anteriores. Todo eso se lo dejo al fan de John Wick, que tras tres películas sabe perfectamente lo que se va a encontrar y lo que quiere ver. Esta película es lo mismo que las tres anteriores, solo que más grande, más larga, más espectacular y en cierta medida, más sentimental y emocional. En una zona spoiler comentaría la brillantez técnica de las secuencias que más me han impactado o emocionado, como la del arco del triunfo o la de la casa abandona en un plano secuencia cenital… espectaculares.
Son muchas las cosas que se podrían hablar tanto de John Wick 4 como de la saga, pero me quedo especialmente con esa calidad cinematográfica en la que todos los elementos y componentes del cine funcionan conjuntamente en una misma dirección para que la historia y universo que se está contando y plasmando quede de la manera más espectacular posible, ya sea cine de acción o de otro género. Al igual que centenares de años después se siguen estudiando, citando e interpretando las óperas de Wagner por su importancia artística e histórica, me gustaría pensar que en los años venideros se recordará a la saga y mitología John Wick por su particularidad técnica y artística, y por saber distanciarse del cine de acción coetáneo dominado por los superhéroes y el CGI.
Con John Wick 4 es posible que se haya cerrado un circulo, pero se abre una puerta para que las siguientes series y películas que ya están anunciadas sobre el universo de John Wick puedan seguir regalándonos obras originales y espectaculares que nos harán levantarnos de la silla para pegar un par de puñetazos al aire sabiendo que acabamos de presenciar algo más que cine de acción, acabamos de contemplar una gran obra cinematográfica.