Sweet Thor of Mine
por Alejandro G.CalvoCuarta entrega de Thor en solitario, la ¿29? del Universo Cinematográfico Marvel (se me lían las películas a estas alturas) y con la amenaza / promesa (en función de si te hace menos o más ilusión) de estrenar al menos una más este año -Black Panther: Wakanda Forever (2022)- y tres el año que viene: Ant-Man and the Wasp: Quantumania (2023), Guardianes de la Galaxia Vol. 3 (2023) y Capitana Marvel 2 (2023). De los Vengadores, por ahora, sin noticias, aunque la certeza de aunar en un nuevo grupo a todas las caras nuevas del UCM no parece muy probable. ¿Os imagináis un Vengadores 5 con Shang-Chi, Caballero Luna, Ms. Marvel, Hulka, Kate Bishop y algún que otro Eterno como condimento? Creerme: yo pagaría feliz mi entrada por beberme ese gazpacho superheroico.
Cómo ver las películas y series de Marvel en orden cronológico incluyendo 'Agatha, ¿quién si no?'Taika Waititi repite como director del Dios del Trueno tras arrastrar al personaje a la comedia en la anterior, tan odiada como querida, Thor: Ragnarok (2017). Ahora mismo, el cineasta de Nueva Zelanda se sabe un peso pesado en Hollywood, normal que los proyectos no paren de lloverle, por chiflados que estos sean (si es que todo es chiflado en el audiovisual mainstream contemporáneo): una película sin determinar de Star Wars, una adaptación de 'El Incal' de Alejandro Jodorowsky y Moebius, un remake en acción real de Akira (1988), una serie basada en Los héroes del tiempo (1981) de Terry Gilliam, etcétera. Y digamos ya de entrada que, guste más o menos la película, guste más o menos el humor de Waititi, a este hay que concederle el hecho de ser capaz de dejar un sello autoral en un blockbuster de Marvel, algo que con los años se ha ido diluyendo, al apostar Marvel / Disney por la lógica factual del empaque de producción o, para que nos entendamos, el trabajar todas las películas de Marvel como si se tratara de una serie donde, aunque haya muchos directores y guionistas, todo siga el patrón marcado desde la oficina del mandamás (y genio absoluto) Kevin Feige.
Porque Thor: Love & Thunder es Waititi de pies a cabeza, de botas a martillo. El sentido del humor del cineasta, bien conocido por series como Los Conchords (2007) o Lo que hacemos en las sombras (2019), como ya ocurría en Ragnarok, impregna el ADN de la película hasta convertir esta en una comedia descacharrante donde el noventa por ciento de las secuencias van acompañadas de un gag cómico. Tanto da que el material de base, escrito por Jason Aaron y dibujado por Esad Ribic en el magnífico cómic 'El Carnicero de Dioses', fuera de una épica, una dramático y un terror realmente impactante, aquí de lo que se trata es de encadenar chistes, algunos muy divertidos -esos celos entre mjölnir y destructor de tormentas-, otros ya tal -Korg, el extraterrestre de piedra, al que pone voz el propio Waititi y que aquí hace de narrador-. A esta fórmula hay que añadir la excelente cintura del actor Chris Hemsworth, que brilla mucho más que superhéroe atolondrado y, por lo tanto, divertido, que como actor dramático per se. Un mérito que hay colgarlo al director Paul Feig, que vio bien claro las dotes de Hemsworth para interpretar a personajes entrañables de pocas luces en su menospreciada Cazafantasmas (2016).
La única gota dramática que se le permite a la película otorga Christian Bale dando vida, precisamente, a Gorr, el Carnicero de Dioses. Que en su agonía existencial y furia vívida, con honestidad, parece estar actuando en otra película (posiblemente mejor que la de Waititi). Al final, su personaje, por puro equilibrio inestable, acaba teniendo mucho menos peso del deseado y acaba encajado en la misma liga de villanos Marvel interpretados por grandes actores que han pasado por caja sin tampoco despeinarse: Mads Mikkelsen como Kaecilius, Kurt Russell como Ego, Jude Law como Yon-Rogg, Jake Gyllenhaal como Mysteryo, etc.
Lo mejor de Thor: Love & Thunder, una vez una encaja hasta las ¡cinco! veces que suena Guns N'Roses en la cinta, seguirán siendo sus momentos cómicos por encima de toda esa épica poco digerible que trata de alcanzar al final de la película. De ahí que lo mejor de toda ella sea esa secuencia desternillante en el Olimpo, con Russell Crowe en modo Calígula dando vida a Zeus, y donde Waititi logra guiñar un ojo cómplice al gran Mel Brooks.