En Mank, David Fincher, director de Seven (1995), Zodiac (2007) y La red social (2010), disecciona una de las polémicas más famosas de la historia del cine: quién escribió realmente el guion de Ciudadano Kane (1941), una de las mejores películas del séptimo arte -quizá la más legendaria de todas, como decía la crítica de cine Pauline Kael- con un por aquel entonces jovencísimo Orson Welles detrás de las cámaras. Este provenía del mundo del teatro y acababa de cumplir los 25 años cuando empezó a filmar este, su primer largometraje.
Al lado de Welles estuvo Herman J. Mankiewicz, el Mank que da nombre al título, un guionista de estudios, hermano mayor del director Joseph L. Mankiewicz (Eva al desnudo, Cleopatra), descrito como el hombre más divertido de la época en Nueva York, que luchó y luchó contra el director para que se le concediera un crédito como autor del libreto. La cinta, tremendamente revolucionaria a un nivel estético y muy crítica con el ‘establishment’ del momento, fue nominada a nueve estatuillas de la Academia y se llevó sólo un Oscar, precisamente en la categoría de Mejor guion original para Welles y Mankiewicz, que ya había colaborado en filmes como Un hombre de mundo (1931), Cena a las ocho (1933) o El mago de Oz (1939), pero que siempre consideró Ciudadano Kane como su mejor obra. Él se inventó aquello de "Rosebud", supuestamente tras apostar en las carreras a un caballo llamado Old Rosebud. Aunque hay otras teorías, como que así era como llamaba el inventor de la prensa amarilla William Randolph Hearst a cierta parte íntima de su querida.
Tom Burke (Sólo Dios perdona) interpreta a Welles, mientras que el oscarizado Gary Oldman (El instante más oscuro) hace de Mankiewicz. Juntos crearon a Charles Foster Kane, el megalómano magnate de la prensa que, en realidad, parodiaba al todopoderoso Hearst, que incluso llegó a prohibir que sus periódicos mencionaran la película. Mank, por tanto, es un ácido retrato del Hollywood de los años 30 y 40, la era dorada del cine, y, por supuesto, un análisis sobre cómo se hacía magia entre bambalinas cuando los titiriteros que movían los hilos en el celuloide eran hombres como Louis B. Mayer, presidente de los míticos Metro-Goldwyn-Mayer; Irving G. Thalberg, vicepresidente y jefe de producción de MGM, o David O. Selznick, productor de Lo que el viento se llevó (1939) y Rebeca (1940), sustituto de Thalberg en MGM y ex de Paramount y de RKO, distribuidora de Ciudadano Kane, antes de volverse independiente.
Todos ellos, Mayer (Arliss Howard), Thalberg (Ferdinand Kingsley) y Selznick (Toby Leonard Moore), salen en Mank. Y lo mismo ocurre con Hearst (Charles Dance) o con la actriz de Amores en Hollywood Marion Davies (Amanda Seyfried), amante en la vida real del célebre prohombre y empresario, con quien tuvo un romance hasta la muerte de él en 1951. Hearst creía que el personaje de Susan Alexander Kane -interpretado por Dorothy Comingore-, segunda mujer del protagonista de Ciudadano Kane, estaba inspirada en Davies -pese al desmentido de Welles. Y ese fue el motivo por el que intentó destruir la cinta a toda costa.
Ciudadano Mankiewicz
por Alejandro G.Calvo