Eddie Taylor (Henry Fonda) es un exconvicto que no logra librarse por mucho tiempo de la prisión una vez sus pies vuelven a estar en la calle. Contrae matrimonio, pero enseguida es procesado por el robo a un banco que se salda con la muerte de seis personas. Se le sentencia a morir en la silla eléctrica. En la víspera de su ejecución, logra escapar gracias a un arma de contrabando que ha llegado a sus manos. Durante la huida, mata accidentalmente al capellán de la cárcel. El capillán estaba tratando de convencerle de que había recibido un indulto in extremis, dado que habían hallado en un lago el cuerpo del responsable real del atraco al banco y el coche que este había utilizado en su huida, en cuyo interior estaba el dinero sustraído. Las cosas han acabado torciéndose tanto que Eddie no tendrá otra vía más que una perpetua huida. Su mujer Joan (Sylvia Sidney), en cinta, se empeña en ir con él.
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