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    La ciudad de los prodigios
    Críticas
    2,0
    Pasable
    La ciudad de los prodigios

    El Padrino barcelonés

    por Nestor Hidalgo

    Pese a que gran parte de la fama y reconocimiento crítico del cine de Mario Camus proceden de sus adaptaciones de clásicos de la literatura española como 'Fortunata y Jacinta' (1980), 'La colmena' (1982), 'Los santos inocentes' (1984) o 'La casa de Bernarda Alba' (1987), en el caso de la versión cinematográfica de la novela histórica 'La ciudad de los prodigios', de Eduardo Mendoza, la traducción de texto a imágenes no resulta tan afortunada. La película fracasa en su necesidad de condensar el proceloso relato temporal del libro (un fresco de la evolución de Barcelona desde la Exposición Universal de 1888 y 1929) en un largometraje de apenas 2 horas y media.

    La película se pega al personaje de Onofre Bouvilla, un joven de origen humilde que progresa hasta convertirse en uno de los empresarios más ricos e influyentes de Cataluña a base de ambición, malas artes, traicones y crímenes. Lo que podría haber sido una historia a la altura de 'El Padrino', queda desdibujado a causa de la apuesta de Camus por estructurar las secuencias como si fueran pequeños frescos impresionistas, separados entre sí por elipsis funcionales (no narrativas) que impiden sentir una sensación de auténtico paso del tiempo o profundizar en la personalidad de los personajes. Así, el tono teatral disuelve cualquier atisbo de emoción y hace que observemos a los protagonistas con el mismo interés que a los decorados y reconstrucciones históricas de Gil Parrondo.

    A favor: La interpretación física de Emma Suárez.

    En contra: Olivier Martinez no da la talla como protagonista para encarnar a Onofre Bouvila.

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