Laika, una perra que malvivía en las calles de Moscú fue el primer ser vivo en ser enviado al espacio. Convertida en heroína, el relato oficial ocultó los crueles experimentos que sufrió y cómo murió desintegrada en la atmósfera terrestre. Lejos de mitificar la guerra espacial entre la Unión Soviética y Estados Unidos, Space Dogs ofrece la versión oculta de la historia, donde cientos de animales prestaron involuntariamente sus cuerpos al servicio de la ciencia.