CÓMO DESTRUYERON UN BUEN FUTURO
Me consume por dentro el futuro, y su pasado, que a la vez, una parte es nuestro presente. Temo el cambio a la vez que lo necesito y puede que lo agradezca. Odio descubrir otra película, u otra canción ¿en que me pueden afectar? Calma no me da, en absoluto, afecta en la experimentación de universos llenos de emociones y placer, y eso no me tranquiliza, lo quiero pero a la vez intento apartarlo de mí, porque dicen que la ignorancia te hace más feliz, pero al mismo tiempo no me siento a gusto e incluso inútil. Si tanto odio estas contradicciones es porque mientras noto felicidad, la tristeza interfiere, desde aspectos felices e incluso tristes, me ahogo en más melancolía. No me parece algo malo, me siento vivo, y, vuelvo a repetir, a la vez que muerto, ya no siento nada.
Solo con un álbum, Tenorio Jr revolucionaría la música jazz creando una magia incomprensible de lo bonito que creaba. Lo mismo ocurre con los artistas que aparecen contando su relación con el protagonista, desde compañeros de la música hasta algún artista literario. Trueba y Javier aciertan en todo lo que le conviene a este magnífico e imparable drama político, también en esencia a un documental. Reparan los agujeros y heridas de lo desconocido y las ilógicas contradicciones del caso.
Javier Mariscal vuelve a conseguir un dibujo diferente al resto y conquistador, cómo en Chico y Rita (2010), destaca en su volúmen, colores y en general todo ese arte que le corresponde. El interés aquí podría terminar por muchos nombres e idiomas que se proyectan, pero lo que sostiene su atracción son la cantidad de declaraciones de los conocidos y la previsible conclusión de lo ocurrido, de tono arisco y tentándome a la misantropía.
Una historia preciosa llena de tragedia que está tan bien narrada que salgo estupefacto, también algo desmoronado por la situación a la que se le sometió un hombre que daba vida a la música, que desprendía sabiduría y amor para aquellos con buen gusto. Él solo se iba a dedicar a tocar el piano y a sus seres queridos, sin la más mínima importancia a lo demás: la política. Él, cómo muchos otros, no ha muerto, solo se ha ido a por comida y una medicina para su chica, mientras tanto, le esperaremos escuchando su conmovedora música. Tan bella que reluce desde la oscuridad dónde lo mataron.