Rol malogrado
por Covadonga G. LaheraEl considerado por algunos precursor de los juegos de rol modernos, y que otros conocíamos más por su formato televisivo como serie de dibujos animados emitida en los ochenta, tuvo en el año 2000 su primera película en cines. Y única para la pantalla grande, dado que sus dos continuaciones hasta la fecha se han rodado en formato telefilme, en el caso de Dungeons & Dragons: Wrath of the Dragon God (2005), y directamente para DVD la tercera y más reciente, Dungeons & Dragons The Book of Vile Drakness (2011). Uno puede comprender el fracaso de la precursora Dragones y mazmorras en taquilla y como objeto de interés cinematográfico, en general.
El fanatismo por el juego de rol de su realizador debutante Courtney Solomon no bastó para construir una trama realmente sustanciosa y ágil. Aquí la épica se confunde –suponemos que involuntariamente– con la parodia e incluso uno tiene una sensación de farsa en bastante parte del metraje; la ambientación de la época y el tiempo "fantásticos" resultan, por otra parte, muy poco conseguidos, inverosímiles, como si uno acabara de irrumpir sin esperárselo en una fiesta de disfraces sin temática específica. Las interpretaciones poseen además una afectada teatralidad que intensifica nuestro descreimiento: desde Jeremy Irons a Bruce Payne como "los malvados" Profion y Damodar, respectivamente, pasando por la pluma de Marlon Wayans que interpreta a Snails, el malogrado mejor amigo del héroe protagonista al que caracteriza Justin Whalin. Una aparatosa posproducción de efectos digitales y una enfática banda sonora ponen la guinda a un pastel pasado de vueltas.
A favor: La gracia de los dragoncitos que aparecen y desaparecen con cierta aleatoriedad.
En contra: El desarrollo a trompicones de una trama y de unos personajes que nunca llegan a hacerse verosímiles. Y, en general, todo lo demás.