Después de una primera entrega que cambió el cine, “El Padrino II” mejoró algunos puntos, haciendo que cada secuencia cobrase vida dentro de una trilogía única de esas que perduraran siempre en la industria cinematográfica. La película se centra en Michael Corleone quien fue maravillosamente interpretado por un joven Al Pacino que como sucediese en la anterior, hizo quizá uno de sus papeles más recordado y que juegan de forma elegante con toda la historia contada. La música también es de mencionar al llevarte suavemente hacia las secuencias donde cada una tiene un sentido lógico que merecen ser visto. La fotografía es de esas que dan unos planos hermosos sobre todo de zonas de Italia que se quedan grabadas en las retinas de quienes la hemos visto más de una vez. No sólo se trata de una cinta de mafiosos más sino que abrió un mundo nuevo en esta temática y fue una digna precuela que dio la continuidad necesaria para hacerla sensacional.
Esta película continua profundizando en la historia de la familia Corleone, mostrándonos el cambio sucesorio que se produce con la muerte de Vito y el ascenso de Michael, que en primer momento rechaza en rotundo seguir el estilo familiar y busca una vida al margen de los negocios Corleone. Pero esta historia cuenta con la particularidad, la de no abandonar la historia de Vito, que aparece retratada en paralelo cuando Robert De Niro interpreta a un adolescente y joven Vito Corleone. De esta manera, mientras vemos como Michael asume las responsabilidades de la familia Corleone, llegamos a conocer su historia desde otra perspectiva cuando compartimos recuerdos de los inicios de Don Vito, estableciendo un vínculo de mayor familiaridad con los personajes.
Mucho se ha hablado de esta cinta, y normalmente el debate se centra en la comparación, ¿cuál es mejor el Padrino I o el Padrino II? A decir verdad, la genialidad reside en la historia completa. Tanto a nivel de historia como a nivel cinematográfico forman un pack inseparable que se eleva como uno de los reyes indiscutibles de la historia del cine. Aunque puedan parecer dos historias independientes, Michael Corleone hace las veces de nexo de unión, ofreciendo Al Pacino una de sus mejores interpretaciones.
Esta historia de mafia, nos sitúa en las capas sociales más altas, transportando al espectador a unas situaciones muy alejadas de la cotidianidad de la clase media, que hacen que el público se sumerja en unos escenarios tan envolventes que le hacen viajar a otros mundos. Si en la primera se nos muestra la impunidad de gánster en unas situaciones donde puede parecer fácil ser mafioso, en la segunda entrega vemos como la familia Corleone se enfrenta problemas con la justicia, embarcándose en una trama más negra y complicada que muestra el camino de Michael desde el cénit de su poder hasta el derrumbamiento de su “Imperio,” convertido en un asesino que ha perdido los valores familiares que constituían la base de la cordura de los Corleone. Así pues temas como la relación padre-hijo, los lazos familiares en general, la corruptela de los poderosos o el honor son la base en torno a la que se articula esta obra de arte que nos regaló Coppola.
Las actuaciones, son inverosímiles, puras y brillantes. Al Pacino con personalidad propia e impetuosidad fría y calculadora, se come la pantalla. Dejándonos una de las mejores actuaciones de su carrera. Además de él, la cinta cuenta con unas soberbias interpretaciones y con un excelente reparto actoral. Robert de Niro oscarizado por un soberbio y deslumbrante papel, nada más y nada menos que de Vito Corleone. Estupendas e impecables actuaciones de Diane Keaton, Robert Duvall, John Cazale y Talia Shire.
En definitiva, esto para mi es cine con mayúsculas. Nada, absolutamente nada falla en esta película, algo que no sé si he vuelto a ver en algún otro film. Hay películas que me han marcado más a nivel emocional o que tengo mas cariño, por el motivo que sea, pero como ejercicio cinematográfico, no se puede comparar con prácticamente nada. La considero una cinta imperecedera e indispensable en el séptimo arte, un clásico irrepetible y soberbio, además de inmensa y descomunal. Necesaria por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, vestuarios y caracterizaciones, efectos y narrativa que sin duda, hacen de ella una de las mejores obras de la historia del cine.