CINCO LOBITOS
Película española del 2022, de una duracion de 104 minutos, con una valoración de 6/10, bajo dirección y guión de Alanda Ruiz de Azua, con un presupuesto de 2.5 millones. Drama, Familiar, Maternidad.
Opera prima de Ruiz de Azúa que moldea esta dinámica reflexión de manera orgánica, utilizando un excelente desarrollo de personaje para sumergirnos en los conflictos de la familia. El trío de actuaciones centrales es fenomenal en ese aspecto. Costa y Sánchez transmiten con total claridad el parentesco de madre e hija, y su baraja de emociones en despliegue da pie a impredecibilidad narrativa, mientras que Ramón Barea se balancea con exactitud entre esposo nefasto, padre amoroso e hijo inútil.
La forma de la película, que quiere parecer casual, casi invisible, hace naturales los saltos de la comedia al drama, del descargo al desasosiego. Así como duelen las frases que parecen dichas sin importancia pero que la tienen, y así tocan abrazos que habían tardado demasiado en darse. Al final consigue transmitir en toda su dureza que es imposible que estemos preparados para lo que venga, pero que seguro que lo haremos mejor si cuidamos de los nuestros.
No obstante el guion examina con agilidad y asombrosa precisión de la trama las complejas e imperfectas relaciones entre los miembros de una familia y la tensión derivada de ellas en que el amor y la herida convive en el mismo espacio. Entre secretos, peleas, ira, frustración y cuidados, la película te atrapa de forma sutil, casi sin darte cuenta.
La fotografía de Jon D. Domínguez impregna de naturalismo al filme: la cámara es como un miembro silencioso de esta familia, siempre presente y perfectamente posicionado para capturar la intimidad de la historia. El diseño de producción es tan sutil como efectivo, pues una pequeña cocina se puede convertir en una olla exprés de emociones, mientras que el diseño sonoro potencializa la desesperación de una madre constantemente abofeteada por el llanto de su niña.
El largometraje es un magnífico drama doméstico cuyas numerosas capas son paulatinamente develadas, con mucha honestidad y empatía, para dar pie a un estudio sobre maternidad cíclica y sacrificio.
La narración, planteada como un diario personal en el que, como manda el formato, no sabemos qué ha pasado entre cada una de sus entradas, efectivamente está dominada por las riñas, pero esta proporción no se debe a la voluntad enfermiza de la autora para fustigar a sus personajes, al contrario. Al final nos da a demostrar aquello de que "el roce hace el cariño" .