Película inglesa del 2021, de una duracion de 123, con una valoración del 8/10, bajo direccion de Christian Schwochow y guión de Ribert Gartis y Ben Power, con un presupuesto de 14 millones, basada en la novela Robert Harris "Munich" del 2018.. Drana historica prebelica.
Ante las exigencias por la pandemia del COVID-19, el alemán Christian Schwochow tuvo dos estrenos en el mismo 2021. Por lo que la plataforma también distribuye la segunda cinta que realizó el mismo año, la británica, una producción con la que el cineasta debuta rodando en inglés y con un reparto internacional y que ahora llega a cines seleccionados.
El largometraje es un notable drama histórico de época, que acierta al contar la historia con tono de cinta de seudos espías casuales, dejando en evidencia los complejos vínculos polícos internacionales europeos.
La trama se asienta en el gran acontecimiento que supuso la conferencia de los Sudetes, en 1938 entre Charberlain y Hitler (que dio paso a la invasion polaca), y lo hace desde la perspectiva como personajes secundarios, en una historia entre funcionarios de protocolo.
La dirección se enfoca tanto en la historia con mayúsculas como con minúsculas en una película sobre la amistad y la responsabilidad personal en unos jovenes que afrontaran una epoca convulsa. La trama gira alrededor de Hugh Legat (George MacKay) y Paul von Hartmann (Jannis Niewöhner), un inglés y un alemán antiguos compañeros universitarios de Oxford cuyos destinos se encaran y convergen con el ascenso del extremisno nazi, y en el que tendrán que discernir hasta qué punto se van a involucrar ante los acontecimientos, o el dejarse llevar por las circunstancias.
El guión cuenta con detalle, cómo no era tan evidente en ese momento ver hacia dónde se encaminaba el extremismo, y como justificacion de las dudas y miedos de los protagonistas estaban fundados.
La cinta funciona como retrato de una época, con un medido diseño de producción, y también logra mantener en la trama la intriga política, cuestión que tiene su complica encaje, cuando todos sabemos donde llevó y dejó aquellos acontecimientos.
El uso argunental cámara en mano, proporciona a la película de un cierto sentido making of que le da mayor credibilidad, a pesar de lo cual la dirección despliega una narrativa clara, no cae en compliarse con nombres, fechas y situaciones como suele ocurrir con otras muchas películas biopic.
Se ajusta bien a sus papeles de una generación joven inconformista olvidados en tiempos traumaticos. El retrato que se hace de Chamberlain
es creíble, no tan duro y crítico como el que suele encontrar en los documentos históricos. Hay un cierto lavado de cara de paños calientes que nos hace comprender sus decisiones y postura.
Jeremy Irons lo encarna interpretativamente con tanta humanidad y detalle, que no te hace pasar que estás viendo al ganador de un oscar. En cambio el Hitler al que da vida Ulrich Matthes (el cual sus rasgos tiene mas a Goebbels que a Hitler) , aunque no está ni mucho menos mal interpretado, no termina de resultar del todo creíble. Hay que tener en cuenta, que el líder nacional socialista es mucho más difícil de llevar a la pantalla, ya que está visto y estudiado en cientos de veces en documentales, películas y fotografias, pero en esta ocasión uno no puede evitar en caer ver a un actor carectarizado, y un tanto mas delgado. Como tan poco destaca la fuerza del populismo del mein kamf de su personalidad, y el modernismo que suponia el nazismo, como respuesta extremista de la gran crisis de los veinte, tras la primera guerra mundial. Y en que aqui cae en el cliche de un lunatico estratega.
El largometraje sabe dibujar la gama de grises para dejar expuesto dictador extremista, y cómo su llegada al poder abrió los ojos a parte de la población sobre su manipulación idiologica, y el exterminio social, sin vuelta atras
También es interesante ver cómo el conservadurismo británico (y frances) tuvo un papel pusilánime cuyo trasfondo tiene lógica, pues evitar una guerra es una acción loable, pero que también hace énfasis en cómo retrasar el conflicto permitió a los países aliados organizarse para hacer frente a las potencias del Eje, en una jugada inteligente de Charbenlain.
Hay que destacar que Iglaterra tenia un movimiento con simpatias pro nazis destacables con las figuras de Eduardo VIII: y Sir Oswald Ernald Mosley que fue a fin con la Union Britanica Fascista 1932-1940.
En ese juego de movimientos, Schwochow y Power configuran un thriller histórico sublime, elegante y solemne, el cual atrapa al público gracias a un correcto ritmo, un diseño de producción muy cuidado (obra de Julia Roeske), así como también de vestuario (con Frauke Firl como figurinista), una ambientacion perfecta, y sobre todo, por unas interpretaciones muy entregadas.
Es evidente que George MacKay es uno de los mejores actores de su generación, al saber llevar el peso de todo un largometraje, así como también por defender muy bien papeles extremos, '
Mención para Jeremy Irons y el duro papel de tener que defender a Chamberlain, el cual logra que el público comprenda sus motivaciones, todo un logro dado el malo recuerdo histórico que tiene frente a un mucho más popular Churchill.
Uno de los elementos que convierte a la producción en una propuesta singular es el correcto equilibrio de nacionalidades que tiene la cinta, dirigida por un realizador alemán pero escrita por un guionista británico, al contar también con un reparto mixto entre británicos y alemanes, que permiten poner en común la perspectiva histórica, dejando en evidencia cómo el primer ministro Neville Chamberlain buscó deliberadamente aplazar el conflicto bélico, a sabiendas que cualquier tratado de paz iba a quedar en papel mojado.
Lejos de crear el típico filme sobre la II Guerra Mundial en el que los británicos (o los estadounidenses) son los grandes héroes, Schwochow pone en valor a aquellos alemanes que buscaron parar a Hitler, que arriesgaron su vida por evitar la masacre que terminó cobrándose la vida de millones de personas, especialmente la de seis millones de judíos víctimas de la Shoá.
El largometraje sabe utilizar la gama de grises para dejar bien claro la posición de Hitler y cómo su llegada al poder abrió los ojos a parte de la población sobre sus intenciones. También es interesante ver cómo los británicos tuvieron un papel pusilánime cuyo trasfondo tiene lógica, pues evitar una guerra es una acción loable, pero que también hace énfasis en cómo retrasar el conflicto permitió a los países aliados organizarse para hacer frente a las potencias del Eje. Aunque esto tambien oculta, que tambien suponia una mayor dotacion, de una fuerza belica alemana desmontada por la primera guerra mundial.
Este extraordinario filme bien podria formar una interesante triologia historica inglesa como precuela de "El instante más oscuro" y "Dunkerque