Nota media
4,5
3033 notas
¿Tu opinión sobre El pianista ?

17 Críticas del usuario

5
11 críticas
4
4 críticas
3
1 crítica
2
0 crítica
1
0 crítica
0
1 crítica
5,0
Publicada el 29 de enero de 2025
"El Pianista" es un aclamado drama ambientado en los horrores del holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial, dirigida por Roman Polanski y protagonizada por Adrien Brody. Wladyslaw Szpilman es un prestigioso pianista judío polaco, que va cómo todo su mundo se viene abajo tras la invasión nazi a Polonia y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Violentado una y otra vez por los nazis, él y su familia intentarán sobrevivir hasta que llegará el inevitable momento en que se separen. Al escuchar el nombre de Polanski, lo primero que el espectador promedio pensará será en palabras como "controversia", en especial por su bullado caso de relaciones ilícitas con menores de edad con Samantha Geimer, y "fatalidad" por el asesinato de su esposa Sharon Tate, a manos del maniático Charles Manson y "La Familia", pero pocos relacionaran al director con "sufrimiento". Y éste se remonta a sus orígenes judíos y el horror que experimentó en carne propia siendo un niño, cuando perdió a su madre en el campo de exterminio de Auschwitz y la separación con su padre, quien sobrevivió al campo de exterminio de Mauthausen-Gusen, mientras sobrevivía al ghetto de Cracovia, pedía limosna en la calle y, finalmente, lograba escapar de los nazis haciéndose pasar por hijo de alemanes. Ciertamente, la pregunta que se viene a la mente es por qué Polanski no tocó este delicado y personal tema sino hasta principios de este siglo. Y la respuesta parece obvia, es probable que recién encontrara pasados los 60 años el momento idóneo, maduro y reflexivo para recrear en pantalla los horrores que al mismo le tocó vivir.

Basada en las memorias del verdadero pianista, escritas en 1945 bajo el nombre de "Śmierć Miasta" (Muerte De Una Ciudad) y publicadas recién en 1998, éstas fueron guionizadas por Ronald Harwood ("The Dresser", 1983), obteniendo el Óscar al mejor guión adaptado. Y desde un principio, Polanski y Harwood dejan en claro que la propuesta "europea" del drama del holocausto judío se diferenciaría de la "estadounidense" de Steven Spielberg desde el guión. Es cierto que las películas que recrean el drama de la guerra terminan por despertar la sensibilidad y la conmoción en el espectador, sin embargo, ello depende también de la habilidad del director no hacer un mero melodrama. Es el caso de "Schindler's List" (1993), pero mayormente "The Pianist" (2002). Y es que las comparaciones siempre son odiosas pero necesarias, al final de cuentas. El guión de Steven Zaillian ("Gangs Of New York", 2002) para "Schindler's List" (1993) propone una gran tragedia colectiva y el surgimiento de un milagro de supervivencia y en donde destacan en conjunto tres personajes, el amoral que toma consciencia progresivamente del horror y su rol en él, su contador judío que representa al grupo que él quiere ayudar y, finalmente, el monstruoso militar nazi cuya animalidad lo hace destacar de otros perversos como él. Y por su parte, Harwood propone un drama personal de un artista que de la noche a la mañana ve como su vida se convierte en un infierno, haciendo hincapié en su aterradora soledad y, al mismo tiempo, el riesgo constante de perder la vida en cualquier segundo. Así es, porque lo de la propuesta de Polanski radica en que la vida es algo tan volátil y susceptible a perderse que uno nunca sabrá qué pasará en los próximos dos o tres minutos.

Y ésta sensación de fragilidad de la vida es lo que Polanski expone de forma dramática desde el inicio, y que le resta afortunadamente esa aura a Hollywood al film, cuando vemos a Szpilman interrumpido mientras toca el piano para la radio por explosiones y balazos y su familia posteriormente no tomando la seriedad de los hechos que empiezan a desencadenarse y que terminarán muy mal para ellos. Es esa insconsciente manera de ver la fragilidad de la vida, la que el director previene al espectador. Sin embargo, el film se centrará en un hombre, cuya descomposición racional y física, está brillantemente expuesta por Polanski, desde su burbuja personal, la música, hasta el instinto de supervivencia que aflorará al final. Al principio, el personaje de Szpilman parece un espectador de este horror tan inverosímil, de ahí que se note más que espantado, ausente más no indiferente, en especial cuando observa que los sucesivos decretos nazis van destruyendo limitando y degradando la unión de su familia, que termina enfrentándose, como por ejemplo, las discusiones entre su padre y su madre y su enfrentamiento con su hermano. Así, la limitación del dinero para gastar, la obligación de llevar brazaletes que los identifiquen y la obligación de tener un permiso para trabajar, se transforman en factores detonantes en una familia que ya está consciente del horror que empiezan a vivir.

Pero ya inmerso en el horror, del cual logra a penas sobrevivir por la ayuda de quienes lo admiran, Szpilman termina por darse cuenta que la música no le sirve para nada. La burbuja se rompe y el músico entiende que si quiere sobrevivir a este infierno tendrá que desvirtuarse como artista y buscar donde no hay nada. Aún así, se aferra a ella (la música) como fuente de una fuerza mental sobrehumana, reflejada en aquellas conmovedoras escenas en las que oculto en departamentos y casas y estando frente a un piano, imagina tocarlo, escapando unos meros segundos de ese horror quie no para y que durará casi 6 años. Otro de los elementos del guión dignos de destacar es la propuesta de Polanski de hacer del horror algo no especial, algo escalofriantemente cotidiano, que hace que en ningún momento el ritmo del film decaiga a pesar de su extensión, y que demuestra la maestría de Polanski para mantener al espectador en vilo, shockeado y enganchado, no así por el morbo que este tipo de films termina por levantar, sino por la posibilidad de ver un final relativamente feliz, una posibilidad honestamente remota, claro está. Finalmente, algo que ya había comentado, se agradece el enfoque polanskiano de presentar la misericordia y la solidaridad como algo universal, graficado evidentemente en quienes ayudan a Szpilman a esconderse y sobrevivir, como Janina y Andrezj, Marek, Dorotha y Michal, y Atek, pero aunque breve es potente la figura del Capitán nazi Hosenfield, cuya ayuda resultará vital para que Szpilman sobreviva. De esta forna, incluso en la monstruosidad ideológica del nazismo, habrá una mente racional que actuará de una manera inesperada.

Se debe mencionar también el esfuerzo técnico encabezado por Wieslawa Chojkowska y Gabriele Wolff para recrear el ghetto de Varsovia, en el barrio de Praga-Pólnoc de la ciudad. También, se utilizaron viejos barracones soviéticos para recrear la ciudad en ruinas, todo en los Estudios Babelsberg de Alemania, y cuyas conmovedoras escenas fueron capturadas por la belleza de la fotografía de Pawel Edelman, contrariándola con la desolación, el horror y la muerte. También se rodaron escenas en Potsdam, en una vieja casa, en la escena en la que Szpilman conoce al Capitán nazi Hosenfield, y un hospital abandonado del ejército soviético en Beeltiz, siempre en Alemania y en donde se supone que estuvo el mismísimo Hitler convaleciente en la Primera Guerra Mundial, en donde se filmaron las escenas en las que los nazis destruyen el hospital. Los acordes del inmortal Fryderyk Chopin y la conmovedora partitura de Wojciech Kilar ("Bram Stocker's Dracula", 1992), contextualizan la dramática historia de Szpilman, en donde el músico polaco hace gala de su habilidad para crear melodías románticas y nostálgicas en base a bajos y violonchelos.

Las actuaciones son impecables, Adrien Brody ("Detachment", 2011) en el protagónico, como el pianista acomodado que pasa de la incredulidad a la ausencia mental en el infierno al que le ha tocado descender y donde será su música lo que evita que la demencia se apodere de él. No sólo con la apariencia física delgada y demacrada, fortalecida con el maquillaje de Didier Lavergne, sino con el cuadro psicológico en degradación que Brody regala en el film. En reparto secundario cuenta con actuaciones sólidas del alemán Thomas Kretschmann ("Stalingrad", 1993) como el Capitán nazi WIlm Hosenfeld. El experimentado Frank Finlay ("The Molly Maguires", 1970) como el padre de Szpilman. Y Maureen Lipman ("Educating Rita", 1983) como la madre del pianista. También, encontramos a Emilia Fox ("Prendimi l'anima", 2002) como Dorotha, una de las principales colaboradores del músico judío en sus peores momentos.

En definitiva, excelente, inteligente y cruda visión personalista de los horrores de la guerra según Roman Polanski, cuyo mayor mérito es la exposición de la desolación y la muerte rondando como algo tan normal y cotidiano que eriza la piel.

FilmeClub605426824.wordpress.com
cine
Un visitante
4,5
Publicada el 22 de septiembre de 2012
simplemente excelente a mirarla!!!!! para los amantes de estas pelis de la segunda guerra mundial imprescindible
cine
Un visitante
5,0
Publicada el 13 de febrero de 2020
Siendo fanático de todos los hitos de la segunda guerra mundial. Se presenta esta obra de arte; en todo su esplendor recrea la vida de un polaco en la Alemina Nazi ya conformada. Con el paso de tiempo se nos muestra como avanza la rigurosidad de los alemanes frente a todos sus llamados "enemigos".
Dando término con la compasión y empatía. spoiler:
4,5
Publicada el 16 de noviembre de 2018
Película excelente de guerra, la historia es magnífica, emocionante y la intriga está muy presente. Los actores son a señal, la película es un poco larga pero amasa no la película.
3,5
Publicada el 16 de febrero de 2023
Władysław Szpilman (Adrien Brody) es un pianista polaco de origen judío que trabaja en la radio de Varsovia cuando da comienzo la invasión nazi de Polonia el 1 de septiembre de 1939, así como la invasión soviética 26 días después de la invasión nazi. La URSS estaba aliada con Hitler por el pacto Ribbentrop-Mólotov, que terminó con el ataque de Alemania a la URSS el 22 de junio de 1941. Después de que la estación de radio donde estaba trabajando sea bombardeada, Szpilman llega a su casa, donde se entera de que el Reino Unido y Francia le han declarado la guerra a Alemania. Creyendo que la guerra se acabará pronto, él y su familia se alegran por la noticia y la celebran con una gran cena.

Meses después, las condiciones de vida para los judíos en Polonia se han ido deteriorando rápidamente, y se han reducido sus derechos: tienen limitada la cantidad de dinero por familia, han de llevar brazaletes con la Estrella de David (מגן דוד, Maguén David) para ser identificados y, a finales de 1940, son obligados a trasladarse al Gueto de Varsovia. Ahí se enfrentan al hambre, a las persecuciones y humillaciones que los nazis llevan a cabo, además del miedo a la muerte y las torturas, que siempre están presentes. Después de un tiempo, los judíos son reunidos y deportados al campo de exterminio de Treblinka. En el último minuto, Szpilman es salvado de ese horrible destino por Itzhak Heller, un policía del gueto judío, antiguo amigo de la familia. Separado de sus familiares y seres queridos, Szpilman sobrevive, primero en el gueto como esclavo obrero de unidades de reconstrucción alemanas y posteriormente escondido en el exterior del gueto, confiando en la ayuda de amigos que no son judíos y que todavía lo recordaban, entre los que se encontraban Janina, una cantante; Andrezj, un actor, esposo de Janina y miembro de la Resistencia; Marek, miembro también de la resistencia; Dorota, una antigua admiradora, y su esposo Michal; y Atek Szalas, antiguo técnico de Radio Varsovia y miembro de la resistencia.

Mientras se mantiene escondido, presencia los muchos horrores cometidos por los nazis, como las palizas, incendios y matanzas indiscriminadas. Asimismo, atestigua el Levantamiento Del Gueto de Varsovia de los judíos en 1943. Tras una desesperada resistencia, el ejército alemán entra por la fuerza al gueto y elimina a casi todos los rebeldes que quedaban.

Pasado un año, la vida en Varsovia se ha deteriorado más todavía. Ante la proximidad del Ejército Rojo, la resistencia polaca organiza un levantamiento contra la ocupación alemana que es duramente reprimido. Como consecuencia, la ciudad queda virtualmente deshabitada y en más de una ocasión, Szpilman está al borde de la muerte debido a las enfermedades y la desnutrición.

Después de una frenética búsqueda de algo que comer por las ruinas de las casas bombardeadas y escapando de los nazis, Szpilman encuentra una lata de pepinillos Ogorki en conserva, pero nada para poder abrirla. Después de continuar buscando, encuentra algunas herramientas junto a la chimenea e intenta abrirla, pero entonces se da cuenta de que un oficial alemán le observa, el capitán Wilm Hosenfeld que al instante se da cuenta de que Szpilman es judío. Al enterarse de que había sido pianista, Hosenfeld le lleva hasta un piano y le pide que toque algo. En ese momento un decrépito Szpilman ejecuta una desesperada pieza de Chopin (la primera balada Op. 23 en sol menor) ante un Hosenfeld que se compadece de él y, a la vez muestra su admiración tras la interpretación, de manera que no solo no le delata, sino que le esconde en el ático del edificio, le lleva un abrelatas y comienza a llevarle comida con regularidad.

Semanas después, los alemanes son forzados a retirarse de Varsovia debido al avance del Ejército Rojo. Antes de abandonar la zona, Hosenfeld acude a despedirse de Szpilman y le da su abrigo, y le promete que le escuchará en la radio polaca. Una mañana, Szpilman se despierta y ve un camión entonando el himno nacional de Polonia anunciando el fin de la barbarie, corre apresuradamente a la calle pero el abrigo casi resulta ser fatal para Szpilman cuando aparecen las tropas polacas y soviéticas, ya que lo confunden con un oficial alemán y le disparan y persiguen en un edificio, donde le lanzan una granada. Solo consigue que dejen de disparar tras convencerlos de que es polaco y que sólo lleva el abrigo a causa del frío.

Paralelamente, en un campo de concentración cercano, el capitán Hosenfeld y otros alemanes son capturados. Mientras está retenido, Hosenfeld le pide a un antiguo prisionero judío que pasaba por allí que contacte a Szpilman para liberarle. Szpilman, que ha retomado su vida de antes tocando en la radio de Varsovia, llega al lugar demasiado tarde, ya que todos los prisioneros de guerra han sido trasladados a destinos desconocidos.

En la escena final de la película, Szpilman interpreta triunfalmente una pieza de Chopin (la Polonesa Brillante en Mi Mayor op. 22) frente a una gran audiencia en Varsovia. Antes de los créditos finales, se revela que Szpilman falleció en el año 2000 y Hosenfeld en 1952 en un campo de prisioneros de guerra soviético.
5,0
Publicada el 23 de septiembre de 2009
¡Incríble e impactante! No hay más palabras para resumir "El pianista".
Chelo

1 usuario 7 críticas

Sigue sus publicaciones

4,5
Publicada el 19 de agosto de 2023
La película es una obra de arte en todos los sentidos, desde el guion de Ronald Harwood, que respeta la autobiografía de Szpilman sin añadir ni quitar nada innecesario, hasta la dirección de Polanski, que recrea con maestría la atmósfera opresiva y desoladora de la guerra. La fotografía, el montaje, la música y el sonido también contribuyen a crear una experiencia cinematográfica inolvidable. spoiler: La escena final, donde Szpilman toca el piano frente a un oficial alemán que le salva la vida, es una de las más bellas y conmovedoras que he visto


Me parece una obra casi perfecta, que solo tiene algunos defectos menores, como el ritmo lento en algunas partes o la falta de profundización en algunos personajes secundarios. Sin embargo, estos defectos no empañan el conjunto de la película, que es una joya del séptimo arte. Recomiendo encarecidamente ver esta película a todo aquel que quiera conocer una historia real de supervivencia, resistencia y esperanza en medio del horror.
cine
Un visitante
0,5
Publicada el 27 de marzo de 2019
Qué aburrida!!!!!vamos que me quedé dormida junto con toda la familia. No la recomiendo, buen actor pero no la volvería a ver.
cine
Un visitante
5,0
Publicada el 1 de noviembre de 2021
Obra maestra. Película imprescindible, más si eres amante del género bélico. Desde el primer momento te atrapa. Una de mis favoritas, en mi opinión la mejor película de Adrien Brody.
cine
Un visitante
5,0
Publicada el 8 de febrero de 2016
Obra maestra! Es una película muy dura, pero tanto la interpretación como los escenarios son espectaculares. Te deja un poco de mal cuerpo... pero eso es señal de que logra transmitir todo la crudeza de lo que se vivió en esa época.
¿Quieres leer más críticas?