Ciencia ficción acumulativa
por Virginia MontesLa carrera del veterano director Peter Hyams comienza en 1974 y, exceptuando la más que notable Atmósfera cero, el resto de su filmografía hasta los años noventa se basa en una serie de títulos más o menos correctos, con cierta personalidad, y siempre amparándose en buenos actores en los que apoyarse. Hasta los noventa, Hyams más o menos es una cineasta que intenta alzarse por encima de las restricciones de producción de sus productos.
A partir de 1990, ya ni lo intenta, sumido en una sucesión de títulos cuya única habilidad ha sido la de conseguir que cada uno sea peor que el anterior. Y así llegamos hasta El sonido del trueno, nuevamente con un elenco más o menos solvente cuyos actores, a pesar de ser lo mejor de la película, evidencia no tener demasiado claro qué hacen ahí. Algo que uno se pregunta cuando sus casi dos horas de duración avanzan inexorablemente hacia un final que apenas tiene sentido tras tantos giros narrativos. El sonido del trueno es una de esas películas en las que todos los elementos constructivos de la ciencia ficción aparecen sin ningún otro fin que el acumulativo. En fin, una pérdida de tiempo.
A favor: Los actores: Ben Kingsley como secundario siempre ayuda.
En contra: Los efectos especiales son de lo más pobres que se han podido ver en años recientes.