IRATI
Película española del 2022, de una duración de 111 minutos, con una valoración de 6/10, bajo dirección y guión de Paul Urkijo Alijo, con un presupuesto 4.3 millones. Epica mitológica.
En 1877 Francisco Navarro Villoslada publico una novela mitológica con el título de "Amaya o los vascos en el siglo VIII" , una combinación de historia inventada y real, leyenda, folletín romántico y propaganda carlista, que dio a Euskal Herria algo así como un mito fundacional, siguiendo los ejemplos del vascofrancés Joseph-Augustin Chaho y del escocés Walter Scott.
Esta novela, más ficción que realidad, se convirtió en lectura de base para el independentismo ancestral.
Adoptada por ideologías de signo opuesto, admirada por Unamuno, denostada por Baroja.
Amaya fue llevada al cine en 1952
Épica y romántica, con implicaciones históricas, protagonizaba García Jiménez caudillo vascón, inspirada en una leyenda recogida por José Miguel de Barandiarán, en tono picaresco, de fábula fantástica para todas las edades de su tiempo.
Durigida por Luis Marquina, con más pena que gloria.
También ha sido cómic en 1981, he incluso cuento infantil.
Casi 150 años después, un joven director y guionista vasco, Paul Urkijo partiendo de un cómic de su juventud de finales de los noventa, obra de Muñoz Otaegui y el dibujante Juan Luis Landa, tomó este tema legendario con Irati, motivado por la linea fantástica abierta de su pelicula "Errementari" de 2017.
En esta versión se ha querido elevar el nivel y entrar en exigencias más complejas. Entrando en la épica que nos lleva en el medio de dos religiones, entre Árabes y Francos, pero queriendo mantener lo mágico.
Iñigo Arista (Eneko Ximenez señor del valle en el 778 dc) hijo del hermano de García, Íñigo Jiménez, fundador de la estirpe de los Arista, y de Oneca, casada después con el musulmán Banu Qasi.
Si Villoslada escribe bajo la influencia de Scott, MacPherson, Chaho y Chateaubriand, y su sesgo ideológico es tradicionalista, neocatólico y carlista (lo que no impidió que Amaya se convirtiera en bandera del nacionalismo
vasco), Urkijo filma bajo la de J. R. R. Tolkien y Peter Jackson, Ridley Scott y el fantasy, con sesgo ecologista, neopagano, progresista y vagamente nacionalista (conectándola con los “nuevos bárbaros” del cine europeo). Pero ambos hablan de la violentoa transición del paganismo al cristianismo, del crepúsculo de los dioses y de amores trágicos e imposibles.
El largonetraje encuentra su mejor expresión como cuento de aventuras maravilloso con una puesta de escena feéricas, de tesoros ocultos, la vieja serpiente Sugaar, con agradecidos aires de cine fantástico. Le supera la ambición épica. Se nota necesitada de medios.
Urkijo ha querido subrayar la tragedia, símbolo de dos mundos enfrentados que solo pueden unirse en el más allá. El exceso de drama, de gestos adustos, hace añorar algo de humor he ironia con el que siempre encajamos las historias.
Mezcolanza de cine épico con mitología, en la que esto segundo gana más peso a medida que avanza su metraje, y apoyándose en un meticuloso trabajo de producción para que visualmente estemos ante una obra aceptable en su genero.
El desarrollo de su trama no tiene mucho misterio, es más bien una narración clásica. Sin embargo, se expone una historia que cautiva por su esencia atmosférica y la compleja mitología que se muestra.
La narrativa se procesa a un ritmo pausado pero constante, en la que se encuentra tensión y misticismo. Los conflictos planteados cobran sentido e importancia conforme la cinta avanza. El uso de la naturaleza como un elemento prioritario para sumergirte en la diégesis de la película es excelente. El filme contiene momentos de acción pura y brutal muy bien distribuidos, por lo que no llega a hacerse pesada en ningún momento. Si bien es cierto que hay alguna parte que se aborda con un poco más de prisa, esto no influye para nada en la experiencia de su visionado.
Gorka Gómez es quien asume la dirección de fotografía de la película. Su trabajo consigue hacer que la belleza visual de esta película destaque por completo. El retrato de la naturaleza consigue aportar a la película una especial verosimilitud en un mundo fantástico. El juego con la luz en las escenas de la cueva por ejemplo, es hipnotizante y más considerando el reto del uso de iluminación completamente natural. Un trabajo muy remarcable por parte de fotografía.
Otro departamento que se luce es el de efectos especiales. Irati presenta una infinidad de uso de ellos, efectos que pueden compararse con algunas superproducciones internacionales y de las cuales no tiene nada que envidiar. En compañía de los efectos visuales, el departamento artístico y de vestuario (Mikel Serrano y Nera Torrijos) consiguen que toda esta ambientación se realce todavía más.