Javier Rebollo, ganador en tres ocasiones del Premio FIPRESCI de la crítica internacional, regresa a la dirección de largometrajes con En la alcoba del sultán tras casi una década. Su última película, El muerto y ser feliz, data de 2012. Regresa con una película ambiciosa y también laboriosa, con cuatro meses de rodaje que ha ido planificando desde 2016.
El director ha descrito el rodaje como "una aventura increíble, épica, homérica". Un proceso que les ha llevado a recorrer tres países y miles de kilómetros a lo largo de cuatro meses, visitando regionez como Túnez. En los kilómetros recorridos se incluyen también la cantidad de película de 35 mm empleados para el rodaje, buscando evocar el cine más clásico de aventuras.