Acabo de ver Leave the World Behind y quedé fascinada. Es una película intrigante, distinta a cualquier cosa que haya visto últimamente. Desde el guion —basado en un libro con una historia sólida— hasta las actuaciones, todo se siente cuidadosamente pensado. No es la típica película conspiranoica, aunque toma elementos de ese género. Lo que la hace especial es que te hace pensar, reflexionar y cuestionarte sin darte respuestas fáciles.
El final, aunque no es conclusivo, es parte de su intención: no busca cerrar con un desenlace cómodo, porque lo que importa es el desarrollo de los personajes, cómo se enfrentan al colapso y al miedo.
Me pareció brillante la alegoría que construyen con la niña y el episodio final de su serie. Esa idea de aferrarse a lo último, hacer lo último que te conecta con la normalidad, incluso cuando el mundo literalmente se está cayendo a pedazos, es poderosísima. Ese momento en el búnker, con la alarma de emergencia sonando y ella logrando ver ese capítulo, es una metáfora brutalmente honesta de nuestra naturaleza humana.
Además, visualmente es espectacular. Las tomas de cámara (creo que se dice fotografía cinematográfica, pero se siente más que eso) son distintas, frescas, como panorámicas que te sacan de la típica narrativa visual. Hay una intención muy clara de hacer que cada cuadro cuente una historia, que cada plano te incomode o te maraville.
Sin duda, Leave the World Behind es una película altamente recomendable, pero solo para quienes saben apreciar el cine que te reta y te invita a pensar. Si te gustan las historias servidas en bandeja y con un final cerrado, puede que no sea para ti. Pero si disfrutas el cine que se vive como experiencia y te deja pensando mucho después de que terminan los créditos, esta es una joya que no te puedes perder.