El poder de la ficción
por Israel ParedesTras el enorme fiasco que supuso 'El planeta de los simios', Tim Burton se internó con 'Big Fish' en un terreno que no parecía el suyo para reecontrarse o redefinirse: se alejó de su mundo, se hizo más lumínico sin dejar de ser él mismo y creó una de sus mejores obras. A partir de la novela de Daniel Wallace, Burton creó una película alrededor de muchos temas pero sobre todo de uno: la ficción como elemento prioritario para la construcción de la verdad. O bien, la realidad como narración, como ficción pura y dura. Y lo hizo mediante una película tan pegada a su estilo como alejada del mismo y que presenta algunos problemas (como Ewan McGregor, que no llega a la altura de Albert Finney al interpretar el mismo papel pero más joven) pero que consigue dosificar la nostalgia y la sensiblería para adentrase más por el terreno de la melancolía por un pasado que no volverá y que, ante la muerte, se presenta como lo único con sentido. Lo vivido, lo sentido, lo querido, lo odiado, lo temido. Como en una novela o en una película, la vida es narración. Burton así lo piensa y así lo muestra en 'Big Fish', una de sus mejores películas (por no decir que, desde cierto punto de vista, quizá sea la mejor: aglutinante de todo lo que había realizado hasta entonces y una apertura a lo ulterior, en general, más bien fallido).
A favor: La capacidad de fabulación y la visualización de Burton.
En contra: Aunque normalmente resolutivo, la interpretación de Ewan McGregor es demasiado cargante.