La gran noticia en "Blade II" es que hay algo peor que los vampiros, pero ¿hay algo peor que "Blade II"? Lo más escalofriante de esta secuela tremendamente violenta y que agota la vida es la posibilidad de que millones de espectadores la vean en un estado de estupefacción. O, peor aún, ya que siempre hay una audiencia para esas cosas, en un estado de estupefacción satisfecha. Tal vez se pregunte por qué le doy espacio en la portada de esta sección de agosto, pero es una de esas semanas que destaca el gran desequilibrio entre la basura del mercado masivo y las películas de calidad que apenas se pueden encontrar. "Blade II" se está lanzando hoy en 2.700 pantallas en todo el país, mientras que la única otra apertura significativa, una excelente película de Argentina llamada "Son of the Bride", comienza en un total de seis pantallas, dos en Nueva York y cuatro en Los Ángeles (aunque se abrirá paso a más ciudades en las próximas semanas).
El original "Blade", lanzado en 1998, fue sangriento y espeluznante pero entretenido en sus propios términos como un vehículo estilizado y con estilo para el personaje de Marvel Comics, uno de los primeros superhéroes de cómics afroamericanos. Blade, jugado entonces y ahora por Wesley Snipes, es mitad humano y mitad vampiro. Una criatura en conflicto, por decir lo menos, él Jekylls alrededor sin miedo a la luz del sol o el ajo, pero Hydes una sed insaciable por el fruto de la vena.