A finales de los 80, muchos niños húngaros soñaban con acudir al campamento de verano de Epipo, un lugar en el que vivían en un mundo de magia y juegos de rol, donde incluso tenían su propio lenguaje. Sin embargo, tras esos pasatiempos se escondían la humillación y los abusos. En la actualidad y convertidos en adultos, esos niños que acudían a este campamento tratan de comprender cómo este siniestro mundo que se ocultaba en Epipo sigue formando parte de ellos.
Judith Oláh, una de las víctimas de este campamento, es la directora de este largometraje.