En 1939, Henrik Kauffmann ocupa su puesto en la ciudad de Washington como embajador danés en Estados Unidos. Durante sus primeros meses obtuvo grandes previlegios y mantuvo una vida repleta de lujos y cargada de excesos y opulencia. Sin embargo, la situación se vuelve crítica con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la entrada de tropas alemanas invadiendo y ocupando Dinamarca. En ese momento, Kauffman se declara el único y verdadero representante de una Dinamarca libre en oposición a los nazis. El político deberá ganarse la confianza del presidente estadounidense de aquel momento, Franklin D. Roosevelt, para salvarle legado, su familia y la confianza de su nación para resistir la ocupación nazi.