EL CUARTO PASAJERO
Película española del 2022, de una duración de 99 minutos, con una valoración de 6/10, bajo dirección de Alex de la Iglesia y guión de Jorge Guerricacheverria. Como día road movie.
Las películas que se acercan a las referencias sociales actuales, la reviste de cercanía y empatia. Supongo que esta parta del BlaBlaCar sirve para ponernos en contexto con la narración.
En definitiva es una comedia road movie, muy divertida gracias a una esencia interpretación escenica de unos personajes estupendos, con dialogos sincronizados a la perfección, con un excelente ritmo, y eso aún teniendo la limitación, de que mayormente todo pasa dentro de un coche, por lo que enganchar al espectador, depende de la magia de sus actores, y el juego de asientos de su trama, en lo que con poco, también se cuenta mucho.
La variedad de tiros de cámara y, con ella, la libertad para jugar con la realización es limitada, pero tiene un montaje que se hace bastante fluido.
Con todo lo dicho, sigue siendo meritorio que una película con tal limitación visual pueda hacerse ligera y divertida, y eso es gracias a unos personajes bien pulidos.
Uno de los pilares fundamentales de la película es la relación entre Julián (Alberto San Juan) y Lorena (Blanca Suárez), que se siente muy natural desde el principio, merced de la química lograda entre los actores. No hay muestras directas de afecto por parte de Lorena hacia Julián hasta muy avanzada la historia, pero desde el principio se puede notar algo entre ellos; aunque cueste pensar que ese algo sea un amor recíproco, por lo se convierte en uno de los giros de la trama
A Julián y Lorena les acompañan un personaje que no podría ser más extravagante, interpretado por un soberbio Juan Carlos (Ernesto Alterio), que sabe ser hilarantemente excéntrico sin caer en el histrionismo más allá del que permite una comedia; y un fanfarrón guaperas (Rubén Cortada) que se gana a Lorena con solo mirarla. Cuesta no empatizar con el sufrimiento de Julián, con un San Juan que borda a la perfección, dando vida a un protagonista de lo más entrañable. Que con la dirección de Álex de la Iglesia, consigue plasmar el su absoluto patetismo sirve para comprometernos con él, en lugar de sacarlo del protagonismo de la historia.
Sergio (Rubén Cortada), es el único que pasada su buena presentación, se desinfla un poco. Más allá de provocar los celos de Julián, y a pesar tiene la oportunidad de mostrarse como un chico altruista más allá del estereotipo del ligón superficial y fardón, su personaje pierde garra y peso en la trama muy rápidamente en comparación con los demás. Por algo es el único personaje que en ningún momento llega a abandonar el asiento de atrás.
El principal problema que lastra la película pese a todos sus buenos elementos, es que el crescendo en las complicaciones que atraviesan Julián y compañía acaba en un tercer acto demasiado alocado. En el intento de terminar con una gran explosión final, lo que hace que la película pierda un tanto el rumbo, no obstante muy del sello Alex de Iglesia.
De este modo es una comedia divertida, que pese a lo excéntrico de muchos sucesos no dejaba de ser bastante pegada a la realidad, y que narraba una situación en la que, salvando las distancias, cualquiera podría imaginarse; se convierte en sus últimos minutos en un festival del absurdo. Empiezan a ocurrir tantas cosas y tan disparatadas que de repente parece que se esté viendo una película distinta, lo que mata el compromiso emocional de un plumazo. Por desgracia, es fácil desengancharse en un tercer acto confuso por adoptar, repentinamente, un tono mucho correcalles, ante un filme ameno, sin demasiadas pretensiones, pero con secuencias memorables que logran hacer sonreír al espectador.