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    Pobres criaturas
    Críticas
    5,0
    Obra maestra
    Pobres criaturas

    La favorita (del año)

    por Tomás Andrés Guerrero

    Para quienes conozcan la filmografía de Yorgos Lanthimos, desde la inquietante Canino, hasta los horrores más directos del siglo XVIII de su anterior película (La favorita), Pobres criaturas puede verse como la culminación de su trabajo. En sus filmes anteriores, hemos visto versiones antinaturales y salvajes de nuestra realidad, pero en este nuevo largometraje, el mundo es lo que el cineasta quiere: como si se tratase de un lienzo. Filmada con un colorido diseño de producción, unos impresionantes decorados decorados alucinantes llenos de detalles barrocos, y un vestuario, peinado y maquillajes que dejan al espectador con la boca abierta. Estamos, sin duda, ante la más alocadamente divertida y obscena obra del año.

    Aunque se ha estrenado a comienzos de años, va a ser complicado ver este 2024 una película más divertida, más extravagante y más maravillosa que la última película de Yorgos Lanthimos. Además, no se parece a cualquier otra que el director haya rodado antes, aunque se ciñe a muchos de los mismos temas que ha tratadoa lo largo de su cinematografía. Por ejemplo, la forma en que el Dr. Baxter (Willem Dafoe) muestra el mundo a Bella (Emma Stone) recuerda en ocasiones los padres de los niños en Canino, o el extraño mundo que crea en esta ocasión está en línea con otras obras como Langosta. Narrativamente, sin embargo, el filme está llevado por caminos fascinantes, ya que se convierte en una película cercana y optimista, gracias al genial libreto de de Tony McNamara (adaptación de la novela original de Alasdair Gray, por la que ha sido nominado al Oscar).

    Para terminar, hay que destacar el trabajo de Emma Stone en la piel de Emma Baxter. Además en una película en la que la intérprete, no sólo aparece desnuda practicando gran cantidad de escenas de sexo (con todo lo que ello conlleva), sino la forma en la que la actriz comprende el mundo que le rodea, se acerca a su cuerpo y a su sexualidad con el mismo sentido de la curiosidad que aporta al que se integra en el exterior. Asombra el virtuoso uso que hace de su cuerpo -la forma en que se mueve entre escenas, la comicidad (y naturalidad) que desprende y el juego de emociones que transmite- sin duda, es uno de los elementos más importantes para que el espectador disfrute del filme en todo su esplendor. Una auténtica maravilla.

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