Opiniones sobre Las niñas de cristal

Película española del 2022, de una duración de 138 minutos, con valoración de 5/10, bajo dirección de Jota Linares y guión de Jorge Navarro. Drama social-emocional.

Para su guionista ha significado un gran esfuerzo que estuviera entre las mejores del certamen cinematogradico malagueño del 2022 con posibilidades, debido a que ha querido ofrecer una historia por el lado mas oscuro y duro de las bailarinas de ballet.
La direccion artistica ha podido contar con un elenco de bailarines profesionales dirigidos por el coreógrafo y Premio Nacional de Danza, el cordobés Antonio Ruz.
«Giselle» en el que se asienta el filme, es una obra maestra en el mundo del ballet clásico. Basada en un fragmento de un famoso libro del romanticismo alemán, del autor Heinrich Heine,

Recomendar una película como esta, sólo a los aficionados del ballet sería hacer un flaco favor a esta disciplina. Y muy probablemente a los responsables de esta creación. La danza y todo el sacrificio que acompaña a una bailarina profesional son el eje visual, sonoro e innegablemente cautivador (hay pasajes casi oníricos de enorme belleza). Pero anida en ello una película que conexiona la temática con cualquier espectador: sus dos protagonistas, la amistad, las emociones y demás esencias sociales universales que elevan cualquier temática disciplinar al disfrute emotivo de los que permanecen en la memoria.

Su Director Linares hace su intento en esta producción que, por ir a la moda, peca de un excesivo metraje, rescatado por una estética visual exquisita y unas buenas interpretaciones con Marina Pedrada (en Irene Soli) y Paula Losada (en Aurora Ruiz), como también como secundario (Mona Martines (en Morma). Las protagonistas se lucen al tener vía libre para complementar sus pasiones del baile y actuación. Nos deja en claro el talento que corre por sus venas y su familiaridad con este mundo, que ayuda a aterrizar más sus papeles
El largomensaje per se es muy poderoso, pero lo desinfla en un guion lleno de tópicos, que también lleva la pluma anexa del propio Linares.
Tiene además, un proceder narrativo repartido en toda la subtrama. Por un lado el proceso de ensayos y estreno de Giselle; por otro el pasado oscuro que afecta a la directora del centro y a la que fue la bailarina original; y finalmente la historia entre Irene y Aurora, unidas de un modo que, si ni ellas mismas saben explicarlo. Pero por contra de formas difusa es precioso e imprevisiblemente atando al ballet como arte.

Es un drama poderoso de juguete roto en lo emocional y en lo visual, que nos habla sobre las víctimas de un mundo individualista y competitivo que nada tiene que ver con la sublimación del arte, en el que se deleita en lo plástico, robándole a la narrativa., y la solidez argumental.
Tambien se le puede criticar la duración, o el desenlace demasiado facilón y edulcorado. Pero nl obstante resulta innegable que es un trabajo maduro que supone un paso adelante en la carrera de Linares en el que demuestra sin complejos, su cinefilia, ofreciéndonos un trabajo técnico meritorio, y un ritmo aceptable. Aunque como es normal hoy en día a mi gusto, se abusa de colores y demasiado volumen en el tono de sombra,.

El nivel de producción es muy potente y está por encima de las últimas producciones internacionales de la plataforma Netflix. Encontramos un cuidado trabajo de cámara efectuado por Gris Jordana, con una fotografía preciosista que sabe conjugar lo artístico con lo onírico y donde destacan especialmente las escenas de ballet. Hay un meticuloso tratamiento del sonido que cuida detalles de apariencia insignificante como puede ser el roce de la ropa con la piel, todo confluye para transportarte al interior de la historia del mismo modo que las dos bailarinas protagonistas consiguen crearse un mundo propio donde nadie puede hacerles daño.

Las Niñas de Cristal, con una temática ya muy tronada, no marca la diferencia con otras películas del género. Es, además, un quiero y no puedo de thriller psicológico emocional, más si tenemos como referencia "El Cisne Negro".
El filme puede polarizar a los espectadores. Por un lado, los que la tachen de copia barata, y por otro, los que valoren el apartado visual y la reflexión que nos deja. Eso es lo que somos frente a una cultura de la perfección, que no pasa de moda.
A mi gusto poniendo en valor el presupuesto en el que trabaja el cine nacional, me parece una película aceptable, aunque se podría haberse exprimido mejor, habiendo ofrecido menos baile y endayo, y mas dialogo. En el que si bien pone en juego la anorexia, la exigencia profesional, la crisis familiar, y la salud afectiva, no entra en dotarla con mas volumetría argumental, lo que la deja en gran solo el aceptable.

Las niñas de cristal es un drama psicológico sobre las presiones de alcanzar la perfección en el mundo del ballet.
Después del cisne negro de Darren Aronofsky, todos los amantes del género buscarán disfrutar de esta producción española que nos trajo Netflix en 2022.

En esta película dirigida por Jota Linares, se plantean temas como la depresión, el síndrome del impostor y el miedo al fracaso ligado a la protagonista de la película, Irene, interpretada por María Pedraza.
Sin embargo todas estas premisas se quedaron muy lejos de cumplir. La historia carece de un planteamiento sólido en sus temas, apenas nos muestra una ligera embarrada a lo que sufre Irene al ser la bailarina principal en la obra clásica de “Giselle”, luego de que la primera bailarina se suicidara por el mismo papel. El tema del suicidio pasa desapercibido totalmente.

Las niñas de cristal pretende ser un drama intenso, pero fracasa rotundamente, principalmente porque la exigencia física y mental a la que son sometidas las personas que forman parte de la industria del ballet son gigantescas, cosa que el personaje de Irene nunca nos muestra.
Contadas son las escenas donde se le puede ver a Irene sometida a algún tipo de presión o envidia por parte de sus compañeras como bailarina.
La relación de amistad entre Irene con el personaje de Aurora es rara, le dedica demasiados minutos a la historia, haciendo que se desvíe totalmente de su objetivo.

Uno de los grandes errores de esta película es querer contarnos la trágica historia de una bailarina sin presentarnos algún elemento estético del ballet: música/danza, puesto que esta disciplina es afín a un alto nivel de producción visual/sonoro que queda demasiado plano en este rublo y no glorifica en absoluto a la obra de Giselle.
El personaje de Irene queda mal caracterizado por una bailarina demasiado joven que fuma, es rebelde y sufre por apenas nada. Esto hace que nuestra protagonista no sea nada creíble como una bailarina, ni siquiera el guión se esfuerza en que lo parezca. Por si fuera poco, su final es apresurado y pobre.

Sólo doy una estrella y me da pena, pero no critíco así a las bailarinas que son magníficas!!! La crítica mía es a la película que es plana, simple, con esos diálogos irreales ( si llegas a entender ese idioma que hablan nuestros actores de ahora) echo de menos a José Bòdalo, Mari Carrillo, Fernando Rey.... qué entonación, qué dicción!