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Sinopsis
¿Hasta qué punto merece la pena traicionar los propios ideales por un bien mayor? Esta es la pregunta que Frederica Montseny (1905-1994) tuvo que responderse a sí misma cuando, en plena Guerra Civil, aceptó la propuesta del presidente del Consejo de Ministros de la Segunda República, Francisco Largo Caballero, y entró en el gobierno junto con otros compañeros anarco-sindicalistas, como Joan Peiró, Juan López y Joan Garcia i Oliver. Sus casi seis meses al frente del Ministerio de Sanidad sirvieron para hacer algunos proyectos ambiciosos: planeó hogares de acogida para niños, comedores para embarazadas, planes de reinserción para prostitutas y el primer proyecto de ley del aborto en España. Prácticamente ninguna de sus aspiraciones saldría adelante.