Siempre quise ver "Internado sangriento", la serie de Lola en "La que se avecina". Quizá esto sea lo más parecido...
Que los premios se compran, ya se evidencia en el cartel, ya que no es normal que un medio profesional, ni desde el sarcasmo, le de una puntuación verde a esto.
El principal problema, más allá de ser mala con avaricia, es la osada convicción, autocomplacencia y grandilocuencia en la inexperta dirección. El joven director no sabe lo que hace, pero tiene claro que es así como ha de hacerse.
Estará tan, pero tan mal dirigida, que escenas y personajes parecen cerdos revolcándose con lujuria en el barro en un espectáculo obsceno.
Consigue incluso que la naturalidad habitual en la actuación de Ana Milán o la tragicómica Macarena Gómez (a la que ya le ha tirado siempre el gusanillo de la serie B, y conste que amo "Dagon") parezcan las de dos aficionadas participando en una peli de estudiantes (¡¿Estás bien, quieres una tila, quieres una tila?!).
Deben ser tan profesionales que ellas simplemente obedecen a las alocadas indicaciones y/o deben ir a toma única, porque no se puede mejorar...
Diálogos extraños, momentos inconexos, sucesión ilógica...
"No soy tu madre pero te vienes a vivir conmigo aunque yo me iba a suicidar esta mañana. Que hayas matado a dos personas me ha hecho cogerte cariño, y anda, ¡qué risa, ¿por qué te has puesto mi ropa?! Venga, vamos a comer carne que he comprado mucha, no sé si antes o después de pensar en suicidarme... total, ¿qué más da?". Y esto sólo empezando la película...
Personajes e historia sin rumbo, mal ritmo narrativo y una "amenaza" que pretende alimentar la intriga, pero sólo consigue alimentar mi tedio.
No sé siquiera si estoy ante una parodia del cine de terror, porque todo está impregnado de un tono demasiado extraño, malsano incluso diría... Pero esos golpes de violín "Hitchconianos" y esos encuadres conversacionales, simplemente no se pueden tomar en serio. Miedo no dan, pero es que a su vez son tan espeluznantes que tampoco consiguen dar risa, simplemente dejan una mala sensación en la boca del estómago.
De lo ofensivo de hacer pasar a una mujer con acondroplasia por una niña, ya hablamos otro día.