Amor y odio
por Cristina Álvarez LópezLa carrera de Henry Bean es bastante peculiar e imprevisible: ha sido guionista de filmes comerciales como 'Asuntos sucios' (Mike Figgis, 1990) o 'Instinto básico II' (Michael Caton-Jones), pero también ha colaborado en varios trabajos de Chantal Akerman. 'El creyente', su primera película como director, está basada en un caso real que le obsesionó durante más de veinte años y cuenta con la participación de Ryan Gosling en el papel protagonista.
El filme dista mucho de ser una buena película. Se trata de una obra extremadamente discursiva, llena de escenas y recursos que, en ocasiones, resultan bochornosos. A partir del retrato de las contradicciones de su protagonista -un chico judío que se convierte en un lider de un movimiento neo-fascista-, el filme intenta orquestrar toda una trama que funciona como mapa de las herencias culturales, históricas y sociales dejadas por la convergencia del judaísmo, el nazismo y el Holocausto.
Es fácil tachar a esta película de pretenciosa pero, paradójicamente, su mayor defecto se convierte también en su mayor virtud: en lugar de ofrecernos la típica visión sobre un conflicto que, ya en cientos de películas, ha sido diseccionado desde las directrices de la corrección imperante, Henry Bean opta por acercarse a su tema desde un punto de vista honesto y personal pero que, a su vez, puede resultar provocador.
A favor: La visión de Bean no es la que el público esperaría de un director y guionista judío y, al mismo tiempo, se trata de un filme que solo un judío podría haber realizado.
En contra: La escena en que el protagonista se ve a sí mismo como prisionero judío y como oficial nazi es un recurso muy infantil para subrayar su conflicto interno.