Melodrama familiar en torno a Nicholas, un adolescente con problemas existenciales tras el traumático divorcio de sus padres. Contiene todos los ingredientes y lugares comunes del género aunque está muy por encima de su media. Florian Zeller, que tan grato sabor de boca nos dejó con "The Father", vuelve a adaptar una obra de teatro suya. El resultado, aunque no tan sobresaliente como el logrado con su ópera prima, se ve con interés e incluso con agrado. Zeller vuelve a demostrar que es un excelente director de actores y un modélico usuario de una fotografía y diseño muy cercanos al cine de Ingmar Bergman. Tal vez, como casi siempre de un tiempo a esta parte, al filme le sobra metraje. Por último, sólo por unos 10 minutos magistrales de Anthony Hopkins vale la pena ver esta película, avisados quedáis...