Película de las que me encantan, de las que no sabes diferenciar si es un drama o es una comedia. Esta, como muchos de los títulos de la filmografía de Alexander Payne, tiene las dosis justas de las dos cosas para hacer una proyección entretenida, pero que te enseña algunas cosas (o valores) que no debes olvidar en tu vida. A mí me gustaron sus películas anteriores, y que recomiendo: “A propósito de Schmith” (2002) con Jack Nicholson, “Entre copas” (2004) en la que también contaba con Paul Giamatti o “Los descendientes” (2011) con George Clooney.
De hecho, Payne y Giamatti se encuentran 20 años después en una comedia que se me antoja escrita para el actor. Es que encaja como guante a medida. No me extraña esa nominación al Óscar. Ya estuvo nominado al mejor actor de reparto por “Cinderella Man. El hombre que no se dejó tumbar” (Ron Howard, 2005) que ganó George Clooney por “Syriana”. Este año la nominación está abierta. Parte como favorito Cillian Murphy por su papel de J.Robert Oppenheimer, pero a mí me parece que puede haber sorpresas esa noche y esta, puede ser una de ellas.
La historia, como un cuento de Navidad, narra la relación entre unos perdedores en la vida. Básico para escribir un drama. Un profesor cascarrabias maltratado por el pasado y las relaciones con las mujeres, un alumno a los que su madre ha sustituido por un amante y no lo quiere llevar a unas vacaciones y una cocinera que acaba de perder a un hijo en la guerra es el cultivo idóneo para tener tres personajes al límite. La misión del guion y la dirección es convertir ese drama en una película de relaciones, de aprendizajes, y de comprender que tolerar a los demás nos hace más libres a nosotros mismos.
Dotar a este drama, de secuencias y diálogos graciosos la humaniza. Ahí, bordado todo. El “pero” que le pongo es el exceso de previsibilidad. Al ser una comedia navideña está hecha para público que no quiera pensar mucho. Pero la maestría de comenzar con unos personajes tópicos, muy encapsulados, e ir descubriendo poco a poco su verdadero “yo” interior y, sobre todo, sus miedos, las inseguridades y las razones para ser tan insociales, es el logro de esta película.
A parte de la interpretación de Giamatti, está nominada a la mejor actriz de reparto la cocinera Da’Vine Joy Randolph. Buen papel, pero hay mucha competencia en ese apartado de los Oscars, se me antoja que el que más. Pocas posibilidades. Y, lo que si me encanta de este guion son los diálogos. Cínicos, con peso específico porque el lenguaje que emplean es el que define a los personajes. Con un profesor, citando a los clásicos constantemente, entendemos su amor por la historia; pero como lo emplea en cada secuencia para dar veracidad a sus argumentos, hace que se convierta en humor ridículo dentro de un drama. Brillante. Y la ambientación setentera, me encantó también.
En resumen, una película de tres personajes que necesitan ser escuchados y que por azares (un poco forzados en el guion, para mi gusto), hace que tengan que pasar unas Navidades encerrados y solos en un colegio. No les queda más remedio que escucharse unos a otros hasta que empiezan a comprender que su drama no es el único en el mundo, que otra gente también sufre y si quieres ser ayudado, tienes obligación de ayudar tú a los demás y, para eso… primero tienes que entenderlos.
NOTA: Una película navideña de perdedores que necesitan ser escuchados… le pongo un 8.
Más críticas en: https://luisalbertoserrano.wordpress.com/oscars-2024
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