Crítica de SensaCine.com para Argylle: Matthew Vaughn elevado al máximo

El cine de Matthew Vaughn viene a ser un poco eso de “aquí hemos venido a jugar”. El director británico ha sabido darle la vuelta al género de acción desde que estrenó Kick-Ass (2010), una cinta de superhéroes con una esencia más oscura que épica a la que no estábamos acostumbrados, y volvió a hacerlo una vez más con Kingsman: servicio secreto (2015), que ha dado lugar a su propia franquicia de espías. 

Podríamos decir que le gusta juguetear y Argylle es su máximo exponente hasta la fecha. Su último trabajo es todo lo que ha hecho grande a su filmografía elevado al máximo. Aquí encontrarás todo su humor macarra, esas escenas que se acercan a un videoclip y sus ya reconocibles trucos de acción imposibles multiplicados por 10, pero la frescura que le ha hecho tener un nombre en la industria ha quedado atrás.

Argylle se centra en un espía perfecto. Su traje y su peinado siempre quedan inmaculados después de una pelea multitudinaria y sabe exactamente qué pista seguir. Solo tiene un problema: no existe. En realidad es el protagonista de una serie de novelas escritas por Elly Conway, una autora cuya vida está a punto de cambiar por completo. La introvertida Conway verá cómo la trama de sus historias empieza a suceder en la realidad y debe rendir cuentas a más de una organización criminal. 

Es, por tanto, una nueva aportación al cine de espías desde la perspectiva de Vaughn y, mientras Kingsman nos sacudió por completo, ésta nos deja un poco a medias. El principal valor de la película es que echa por tierra todos los clichés que tenemos del género y esto podría haber sido suficiente para funcionar, pero el director está demasiado ocupado sorprendiendo al espectador como para encargarse de que la trama sea todo lo sólida que debería ser.

Si consigues dejarte llevar por un guion -en ocasiones- caótico, podrás disfrutar del espectacular despliegue de acción y entretenimiento que ofrece Matthew Vaughn. Con un Henry Cavill, por cierto, más divertido que nunca.