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    Vidas pasadas
    Críticas
    5,0
    Obra maestra
    Vidas pasadas

    La belleza de lo simple

    por Andrea Zamora

    En un mundo que valora todo lo opuesto a la sencillez, volver a lo simple puede parecer un acto de locura. Es difícil creer que todavía se puedan hacer películas así, pero Vidas pasadas, el debut en la dirección de Celine Song, es algo así como una una imposibilidad: la inexperiencia de los primerizos no produce algo tan cercano a la perfección, pero esto lo es.

    Vidas pasadas cuenta una historia universal: la del primer amor de la infancia. Nora y Hae Sung se gustan desde pequeños, pero ella y su familia están a punto de abandonar Corea y marcharse a vivir a Canadá. Los dos pierden el contacto y la vida sigue. Doce años después, en su veintena, se reencuentran a través de Skype. Ella estudia y vive en Nueva York para ser escritora. Él, todavía en Corea, va a ser ingeniero. Retoman la relación y se vuelven a sentir atraídos el uno por el otro, pero la imposibilidad vuelve a ser máxima en sus vidas. Tras perder el contacto de nuevo, otros doce años más tarde, cuando ella está casada y él acaba de romper una relación, se ven por primera vez en persona en Nueva York.

    Song, quien también escribió el guion, presenta con Vidas pasadas una película preciosa e impecable en la que todo está perfectamente medido. Es una historia sobre cómo mutamos y nos convertimos en personas diferentes, pero también sobre las constantes de nuestra vida. Cada doce años, cada vez que se reencuentran, Nora y Hae Sung son alguien nuevo el uno para el otro. Vidas pasadas es un debut extraordinario.

    Para leer más: 'Vidas pasadas': La belleza de lo simple

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