Película francesa del 2022, de una duracion de 114 minutos, con una valoración de 6/10, bajo dirección de Dominic Moll y guión de Gilles Marchand y Pauline Guéna.
Un thriller investigación asesinato que nos encamina en su transfondo a la denuncia de genero.
Guión escrito con Gilles Marchand a partir de una idea original de Pauline Guéna extraída de su novela
Uno de esos muchos casos sórdidos de asesinato que la policía se esfuerza por resolver, sin éxito.
Escrita junto Gilles Marchand, compañero de escritura casi desde el inicio de su carrera, recogen un hecho real basado en el libro de Pauline Guéna sobre las vivencias de la policía judicial francesa.
Una película atípica porque no responde al canon de las películas de su género.
La brigada de policía judicial de Grenoble que investiga el caso, núcleo central de la película, compuesta por hombres que se mueven, con dedicación, pero con un antifaz cubriendo su mirada, la del prejuicio sexista.
No obstante hombres y mujeres estén condenados a ser verdugos y víctimas por siempre, pero sólo actuando conjuntamente cabe una esperanza para una relación igualitaria sin violencia. Y si esa esperanza no es posible al menos Moll habrá un solvente y poderoso mensaje contra la una escena bella y emocionante en el interior de
Un film sosegado, con una historia más lineal, sin juguetear tanto con las sorpresas ni con las casualidades. Una investigación policial llevada al detalle que no cae en el aburrimiento manteniendo la intriga hasta el final. Algo televisiva, puede recordar a una serie de televisión o, mejor dicho, a un episodio piloto.
Uno de los temas que quiere tratar la película es el machismo latente que sin darnos cuenta está presente en todo momento. El director peca al final en subrayarlo demasiado, por si no había quedado bastante claro. La víctima, como si tratase de Laura Palmer tiene un pasado escondido, provocando tanto a la policía como al espectador los perjuicios que se tienen a mujeres con una vida sexual amplia. Los subrayados ya empiezan con los sospechosos que todos son de lo peor de la sociedad y no se salva ninguno. Nuevamente el espectador/policía enjuicia a Clara. Los personajes femeninos de la película que irán apareciendo volverán a recordar la película por dónde quiere ir.
Película coral que combina un realismo casi documental sobre el trabajo metódico y obsesivo de la investigación policial con un ritmo casi de thriller logrando así dar un verdadero espesor a cada uno de los numerosos personajes secundarios.
Quizás le falte a la subtramas personales más solidos, que nos muestre mejor el fracaso de la investigación, la cual se queda un tanto arrinconada.
Puesta en escena con un estilo limpio y nítido, destila el aroma del sacerdocio investigador en el veneno de una sociedad en la que el enfoque de la vida privada puede distorsionar el juicio: “Parece que estamos hablando de una prostituta, ¿con quién se acostó? ¿con quién no? La mataron sólo porque era una chica, ante que le gustaba complacer y siempre se enamoraba de los tipos equivocados”.
No obstante, al director no se le olvida que está inmerso en los esquemas de un thriller policiaco cuyos devenires son rutinarios, y para ello escoge una narrativa de sosegada cocción.
No falla a la hora de visitar los lugares comunes del género; desde interrogatorios, las pistas falsas, sospechosos evidentes o persecuciones, así como otras coyunturas totalmente esperables en una trama de estas características, son llevadas de una manera tan procedimental como los calculados métodos de actuación de la policía judicial. Moll prefiere indagar en aspectos más profundos de estos tropos, como se evidencia en una de las primeras secuencias de la película: el momento de comunicar a una madre que su hija ha sido asesinada, circunstancia que aquí tiene especial inmersión dramática dentro de la figura policial.
Respecto a la actividad profesional enmarcada en la historia, con la laboriosa manera de investigar el crimen que se pretende retratar, se establece en la trama una profundidad emocional especialmente patente en algunas de las fases de la investigación (desde el agotamiento psicológico de algunos de los interrogados, hasta la inocencia demostrada del que a todas luces era el principal sospechoso), visionándose una percepción de aflicción que engloba al universo creado en la película; la manera en la que la dificultad del caso lima las vidas de la pareja de policías (las vueltas en bicicleta al velódromo por parte de Yohan, tienen un significado aparentemente metafórico) alimentan el poso de un thriller cuya evolución es calculada, siguiendo a pies juntillas la estructura estandarizada de la novela policiaca; si bien esto le sirve a Moll como gancho para el espectador, lo cierto es que su principal interés es el de condimentar una tonalidad gélida y desesperanzadora al hábitat policial tantas veces recurrido en el género; se desmitifica la manera en la que el cine suele frivolizar el tratado de este tipo de historias de la crónica negra, así como la sensibilidad que deriva en los encargados en investigarlas.
No parece ser una gran película, y resulta un tanto atascada, pero tiene un final peculiar que la hace ir más allá de lo que muestra.
El final te sorprende y explica por qué no tiene lo que igual esperabas. Puede resultar interesante en su sencillez sin ser un gran peliculón, ya que logra tener personalidad propia.