Hal Porterfield (Christopher Abbott) es un rico heredero que se dispone a hacerse cargo del imperio hotelero de su difunto padre. Organiza una última sesión con Rebecca (Margaret Qualley), una deslumbrante y experimentada 'dominatrix' que ha demostrado ser capaz de vivir sus fantasías a la perfección. Durante su relación, ella le ha convertido de un llorón represivo en alguien que tiene la confianza necesaria para exigir lo que quiere, y ahora quiere demostrárselo despidiéndola. Rebecca, sin embargo, sabe que se merece algo más que un regalo de despedida, y pronto los dos se ven envueltos en una batalla de ingenio y voluntad que se desarrolla en una claustrofóbica habitación de hotel donde discuten lo que rápidamente parece un delirante proceso de divorcio.