Un largometraje histórico que nos cuenta el transcurso de los hechos en uno de los momentos más cruciales de la segunda guerra mundial y muestra de una forma cruda y controversial, hasta dónde es capaz de llegar uno por conseguir la victoria.
La trama en sí me pareció demasiado densa, aunque es comprensible al manejar una temática tan compleja. Aun así, pienso que se podría haber tratado el tema de una forma más digerible para el espectador.
El guion cuenta la historia, de manera alterna entre distintas líneas temporales, una metodología que ya se ha vuelto la firma personal del célebre director.
En esta película, Nolan nos ofrece una narrativa formada por diálogos repletos de información que, en ocasiones, se van soltando a un ritmo un tanto acelerado, hecho que por momentos puede generar confusión y hacer que te veas en la situación de reorganizar las ideas en tu cabeza, para terminar de entender lo que te están contando.
Audiovisualmente hablando es una obra de arte, como todas las creaciones del director.
La representación sonora es una parte fundamental que hace que la experiencia cinematográfica sea excitante.
Al igual que la imagen, que te envuelve y hace olvidarte de dónde estás con su constante, vaivén de tomas en blanco y negro.
Aun así hubo momentos en que esperaba más, cómo en el momento de la explosión, dónde tenía la expectativa de experimentar un terror visual más impactante, pues era eso lo que se nos prometía, pero lejos de ser así, la escena impacta igual, logrando transmitir la angustia e incertidumbre de los personajes.
Ahora bien, para mí, la joya de la corona fueron las magistrales actuaciones del cast. Un excepcional reparto, encabezado por el brillante Cillian Murphy, que ofrece una actuación de Robert Oppenheimer, prácticamente inmejorable y digna, sin duda, de la nominación al Óscar.
Esta no es una película bélica, ni siquiera biográfica, va más allá. Es un rompecabezas cinematográfico de naturaleza histórica, política, científica e incluso filosófica. Un retrato de la culpa, ocasionada por la búsqueda codiciosa del reconocimiento y el poder.
Es una historia con un trasfondo moralmente complejo y con una reflexión final tan existencialista que, al terminar, te deja preguntándote ¿qué habrías hecho tú?
Así que no sabría decir si es la mejor creación de Christopher Nolan, lo que sí se es que, si te ves capaz, esta es toda una experiencia digna de ver y disfrutar en la pantalla grande.