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    Sed de mal
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    cine
    Un visitante
    3,5
    Publicada el 24 de diciembre de 2020
    Badge of evil es una novela escrita por Whit Materson en 1956. Dos años después Orson Welles la llevó al cine con varios cambio en el guión y el título: Touch of evil.

    Este largometraje cuenta con uno de los pirncipios más impresionantes del cine, con un plano secuencia de 3 minutos. Orson, además de esta obra de arte, durante el film juega con diferentes planos y las sombras creando unas escenas muy enrriquecedoras.

    Orson Welles hace un papel impresionante en su actuación como el capitán de policía Hank Quinan, un personaje muy bien elaborado. Janet Leigh también hace un papel realmente interesante, mientras que Charlton Heston está a años luz de parecerseca un Mexicanp

    Sin embargo he de decir que a pesar de que los personajes sean muy interesante, creo qie la historia está mal desarrollada y el final es bastante decepcionante.

    Por último, nombrar a Marlene Dietrittch por su papel corto pero intenso y destacado, que consigue arreglar un poco ese final inesperado
    David Filme
    David Filme

    16.715 usuarios 264 críticas Sigue sus publicaciones

    5,0
    Publicada el 20 de junio de 2020
    "Sed de Mal" es un sobresaliente y majestuoso film noir dirigido por Orson Welles y protagonizado Charlton Heston y Janet Leigh. El legendario director, productor, guionista y actor Orson Welles regresa a Hollywood para hacerse cargo de esta cinta, según se cuenta, a instancias de Charlton Heston, quién exigió al productor Albert Zugsmith la participación de Welles como co-protagonista. El filme parte de una premisa brutal, como es un atentado terrorista en plena frontera de Estados Unidos y México, con un poco creíble policía mexicano y un obeso y amargo jefe de policía local enfrentándose violentamente por la dirección y el vehículo de la investigación, algo que se tomarán muy a lo personal y que supondrá la lucha y choque de ideologías entre ambos. Sin embargo, en este espectáculo y lucha de egos y personalidades, lo que realmente importa es la visión que el director presenta sobre el abuso de poder, la ideología hegemonista, el odio racial, la lucha generacional y la soledad. Vale la pena detenerse en algunos de estos temas. Quizás, de todos los elementos que menciono arriba, los más interesantes tienen que ver con el racismo y el abuso de poder, en una clara crítica de Welles a los policías estadounidenses fronterizos, respecto a sus compañeros y ciudadanos mexicanos.

    Llamará poderosamente la atención este juego del capricho y la búsqueda de la verdad, especialmente a la personalidad de Quinlan, y los alcances de su lucha ideológica racial y generacional con Vargas, que para ambos termina por convertirse en una cuestión personal y, ciertamente, impredecible en su desenlace. En ambos, hay un estilo de buscar y confrontar la verdad que claramente el director desea contrastar, desde el carácter, pasando por los valores que los guían, hasta su apariencia física. Ello nos lleva a otro de los grandes aciertos del guión, además de la calidad y simpleza de sus diálogos. El duelo de Vargas y Quinlan, que enmarca el desarrollo de los personajes más interesantes de la cinta. Uno de los grandes aciertos es su increíble trabajo de fotografía, que desmitifican completamente una supuesta esencia de película de clase B para este clásico del noir. La cinta se centra en la extensa pero estrecha línea de la frontera y presenta un ritmo y una fluidez propia, repasando todas las clases sociales y basándose en dos cargos de la ley extremos, con lo que la riqueza es tremenda. La trama se basa en intuición, observación, rastreo callejero, manipulación o corrupción en el trabajo sucio y muestra que a algunos soldados no les gusta la guerra, aunque lleven treinta años en ella. En la importancia del prestigio y la reputación en la vida.

    Sin embargo, no hay que olvidar el ingrediente racista implícito, las raíces del odio frente a la búsqueda de la justicia plantean un buen dilema, sobre cómo funcionan las cosas o cómo deberían funcionar en la lucha contra el crimen y quedan bien representadas en esta sucia pelea de tapaderas y parches. Hay que decir que la película está llena de momentos técnicos impecables, en donde Welles demuestra mantener intacta su genial concepto estilístico del claroscuro. Hay que rescatar el trabajo del fotógrafo Russell Metty, que regala varias escenas realmente notables: como la perspectiva del vehículo de Rudy Linnekar y su nueva chica antes de la explosión, una de las tomas largas y sin cortes más brillantes del cine. La primera aparición de Quinlan en acción. Las escenas en las que el tío Joe Grandi logra secuestrar y mantener cautiva y drogada a Susan Vargas en el Hotel. Y cómo no el clímax con Quinlan confesando sus malas artes a Menzie en la fábrica abandonada. La música estuvo a cargo del reconocido Henry Mancini, quién logra imponer una visión musical acorde a la siniestralidad de la misma trama de Welles, en donde además logra experimentar sonidos propios del rock and roll y ciertos toques de música afrocubana.

    Las actuaciones son inmejorables, 'Mike' Vargas Interpretado por un siempre eficiente Charlton Heston, surge como el epítome del policía correcto, apegado a las leyes y procedimientos policiales, que además es muy dado a tomar la bandera de justiciero sin importar las consecuencias. Su contraparte es el obeso y malhumorado Hank Quinlan, interpretado soberbiamente por el propio Welles. Profundamente melancólico, compulsivo, caprichoso, maquiavélico y cruel, pero con una capacidad de intuición notable. Susan la paciente esposa de Vargas, que se convierte en el “talón de Aquiles” de Vargas para Quinlan, en una interpretación notable de Janet Leigh. Tanya la cual contempla con resignación el destino final de su ex amante, el gordo Quinlan, en una interpretación tan sólida como referencial, a pesar de los pocos minutos en pantalla de Marlene Dietrich. El pendenciero y cobarde tío Joe Grandi, interpretado eficientemente por Akim Tamiroff, que encabeza y controla los movimientos de la mafia local. El agente Pete Menzies, que juega un papel fundamental ayudando a Vargas, y que fue encarnado correctamente por Joseph Calleia. Completan el reparto, Ray Collins que interpreta al fiscal Adair. Un joven Dennis Weaver como recepcionista del hostal en donde se queda Susan. Joanna Moore que encarna a Marcia Linnekar, hija del mafioso asesinado. Y Víctor Millan como Sánchez, el novio de la hija de Linnekar, sospechoso del asesinato.

    En definitiva, uno de los mejores films noir de la historia del cine en una época tardía del apogeo del subgénero, con un Welles algo diezmado físicamente, pero nunca en términos creativos, demostrando mantener intactas sus capacidades narrativas y de director para una trama inquietante y, ciertamente, interesante. Es un duro enfrentamiento entre el bien y el mal, que termina matizado para demostrar que la verdad absoluta o la justicia, nunca pueden estar hermanadas con la traición, que en la búsqueda de objetivos siempre hay que tocar en la puerta del diablo.
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